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«Yo no nací cubano» …

Por Francisco Javier Insa García , 14 julio, 2021

Ayer cortaron la luz de nuevo. Cuba sumida en la oscuridad, otra vez. Incomunicados por un gobierno obsoleto que sale a «cazar a la calle» para acallar las consignas de «libertad» y «abajo la dictadura» que miles de voces gritan mientras huyen de los disparos de las fuerzas armadas. Jóvenes secuestrados de sus familias para servir al régimen, bajo la amenaza de «traición a la Patria». Optamos por leer la barbarie, en lugar de verla, puesto que nos permite seguir en ese estado de confort del espectador inmune y no permeable, pero creo que es momento de unir nuestras voces con las del pueblo cubano.

El yugo de la dictadura en un sistema político caducado, la crisis económica, un sistema de salud colapsado, la COVID-19 y la pérdida de valor del salario (cada vez más precario) han sido la vuelta de tuerca que ha hecho estallar al pueblo cubano. Exigen dignidad, democracia, libertad de expresión y por encima de todo, LIBERTAD. El totalitarismo ha conseguido durante mucho tiempo «mantenerlos a raya» a base de miedo, adoctrinamiento y otras prácticas no democráticas ni humanas. Cuando tu única preocupación es conseguir un ingreso mínimo (que no te sacará de la pobreza) para subsistir un día más, resulta muy difícil convertirte en un sujeto político y luchar por tus derechos. Esa ha sido la receta del régimen, pero ha dejado de funcionar para miles de cubanos, que no quieren o no pueden optar por el exilio como forma de supervivencia.

Gritos y gritos de «no disparen» es lo único que oigo y veo en los vídeos de los periódicos de los últimos días (sí antepongo el oído a la vista, puesto que la desesperación, el miedo, el hartazgo y la impotencia que transmiten esos gritos me llega antes al corazón que la imagen), pero hay muchos más. Los que reciben cientos de cubanos que viven en el exilio y han dejado atrás familia, amigos y «su hogar». Esos son los más importantes porque duelen más, les duelen más, porque son «los suyos» los que graban y los que sufren.

Ayer, la cara del carnicero del supermercado donde compro habitualmente lo decía todo. Es cubano, pero «tuvo» que marcharse a medias. A medias, porque parte de su gente sigue allí, en la pobreza, en la lucha, en la supervivencia, en la barbarie. Mi mejor amigo también exiliado, lloró ayer. Lleva tres días sin dormir, en una desazón e impotencia agotadoras. Si consigue hablar (porque el régimen corta las comunicaciones) con su familia, sabe que los están «escuchando» y eso todavía es más peligroso. El mero hecho de la comunicación ya podría poner a su familia bajo sospecha. La comunidad internacional «teme actuar», también hay miedo a las consecuencias. No hay protocolos para la revolución. Mientras tanto, algunos planean llevar embarcaciones de recreo a la costa cubana con víveres para apoyar a los que solo quieren «expresarse libremente», pero tampoco puede ser.

Quisiera ser uno de esos «víveres» trasladado por tierra, aire o mar para poder sentir el latido de un corazón que lucha, a pecho descubierto, por su libertad.

 

SOS Cuba

 

Francisco Javier Insa García

 

 

2 Respuestas a «Yo no nací cubano» …

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