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Y UN PINTOR SE CRUZÓ EN SU CAMINO…

Por Alfonso Vila , 24 septiembre, 2016

 

 

1/ Carmen Bastián.

 

Se la puede ver en varios cuadros de Fortuny. El primero que yo vi y el que me llamó la atención por una breve información que contenía sobre la modelo fue el que se conoce por su propio nombre, un retrato de la joven modelo tumbada en un diván y con las faldas levantadas. Es un retrato erótico, pero no es un retrato erótico. Me explico. No hay nada de erótico en el cuadro, excepto el hecho de que la modelo enseña su sexo. Pero esta desnudez parcial está casi exenta de erotismo, no parece incitar al espectador, despertar el deseo sexual, parece más bien un desnudo casual, un desnudo frío, un desnudo como involuntario, cosa que se ve cuando se compara con otros desnudos de la época, con el origen del mundo de Courbet o con la Olympia de Manet, o incluso con la maja de Goya, y no digo la maja desnuda sino incluso la vestida, porque hasta ésta contiene más erotismo que el cuadro de Fortuny. Y sin embargo es un cuadro erótico, porque hay una intención de mostrar su sexo, su falda levantada, sus piernas desnudas hasta las rodillas. ¿Por qué? ¿Era su amante? No se puede confirmar. Desde luego, ella no se ofrece al pintor, no lo mira ni parece advertir su presencia. Ahí radica en parte su no-erotismo. Perfectamente Fortuny podría haber hecho la misma pintura pero con ella completamente tapada. Y de hecho es su único desnudo. En sus otros posados, en su bailarina gitana, por ejemplo, ella tiene una actitud nada sensual, exótica, sí pero no sensual, ni mucho menos erótica.

En cualquier caso lo que me interesa del caso de Carmen Bastián es la influencia que tuvo Fortuny en toda su vida. En su corta y triste vida. De eso va este artículo, de cómo cambia la vida de una persona cuando ésta se tropieza con un artista, en este caso con un pintor. Aunque esta historia no es nada nueva, por supuesto. Y no me refiero a qué el pintor la convierta en su amante y vivan una tórrida historia de amor, porque a veces no hace falta ni eso. Carmen era una gitana adolescente, de las muchísimas que había en Granada. Supongo que hasta que ese señor se le acercó para proponerle que posara para él, jamás se le habría pasado por la cabeza ser modelo profesional. Lo supongo, ya digo, porque no soy adivino, pero por lo que conocemos de ella no parece que su vida se fuera a encaminar hacia el arte. Pero por alguna razón aceptó la oferta (o tal vez su familia aceptó por ella),  y se convirtió durante un periodo muy breve (y recalco lo de periodo muy breve) en modelo de Fortuny. Y eso ya marcó toda su vida. Porque Fortuny se va de Granada y, en lugar de dejar de ser modelo, de volver a su vida anterior, Carmen hace algo totalmente osado: se va a Madrid para seguir dedicándose a posar para pintores. Ahí ya no está Fortuny, su iniciador, en su vida. Y de hecho no volverán a verse nunca. Sus caminos se alejan irremediablemente. ¿Fueron amantes? Poco importa. Lo que importa es que ella se convierte en modelo de otro pintor, cuyo nombre poco importa ahora. Lo que importa es que además se convierte en su amante (esta vez sí está claro).  Lo que importa es que eso tiene unas consecuencias terribles…

¿Cuál hubiera sido su vida si ella y Fortuny no se hubieran cruzado nunca? ¿O si después de la marcha del pintor ella hubiera permanecido en Granada y no hubiera vuelvo a posar para nadie? Naturalmente no lo sabemos. Podemos suponer que hubiera sido la vida dura de cualquier joven gitana de la época. En cualquier caso la vida de modelo en Madrid fue terrible: a su familia aquello no le pareció bien, enviaron a un hermano a traerla de vuelta, ella se negó, el hermano le propinó tal paliza que la dejó desfigurada, su pintor-amante la abandonó y ella se suicidó. Y punto final. Fin de la historia. Carmen dejó unos pocos cuadros y un sentimiento de rabia y frustración en los que conocemos su historia. Nos parece injusto y horrible, pero esas cosas pasaban entonces. Una mujer no pintaba nada, no decidía nada. ¿Qué derecho tenía su hermano para hacer lo que hizo? Todo el del mundo. En ese momento, todo el del mundo. Podemos ver noticias parecidas en situaciones de extremismo religioso (por ejemplo ahora recuerdo el caso de una mujer afgana a la que su marido mató simplemente porque escribía poemas), pero olvidamos que la España de 1872 era tan machista y tan violenta como el Afganistán de hoy en día (y digo Afganistán porque la notica de la mujer poeta sucedió allí, pero bien podría ser cualquier otro país donde el honor del hombre y el honor de la familia justifica cualquier asesinado, y más aún la muerte de una mujer). Pobre Carmen, era guapa, era joven, tenía una vida por delante… Y sí, un pintor se cruzó en su camino, y por eso ahora podemos ver sus cuadros y por eso ahora conocemos su historia. Por desgracia.

 

 

2/ Elizabet Siddal.

 

El caso de Elisabet Siddal es más conocido que el caso de Carmen Bastián. Pero los dos son igual de terribles. Elizabett Siddal para empezar tiene su propia página web: http://lizziesiddal.com/portal/ , y ha sido repetidamente nombrada “musa de los prerrafaelitas”. Empezó como modelo muy pronto, pero a diferencia de Carmen su relación con un pintor fue bendecida por la iglesia. Se casó pues con Rosseti y fue modelo de Millais, de quien se cuenta que la obligó a posar durante horas en una bañera llena de agua fría y que eso le causó tal resfriado que su padre le interpuso una demanda al pintor. Cristian Campos la incluye entre sus cuarenta mujeres más guapas de la historia de la pintura (http://www.jotdown.es/2015/04/las-cuarenta-mujeres-mas-guapas-de-la-historia-de-la-pintura/) y nos recuerda que además de modelo y de mujer de pintor, ella misma era poeta y pintora. De modo que toda su vida estaba centrada en el arte, toda su vida que no fue muy larga, porque sabido es que su suicidó joven, después de la muerte de su hijo y después de la ruptura de su matrimonio. No murió lanzándose al río, como su repetida Ofelia, sino con una dosis de láudano, y uno no puede dejar de preguntarse porqué eligió esa muerte en concreto y qué se le pasó por la cabeza en ese momento. ¿Ser la musa de todo un estilo artístico, de toda una generación de pintores? ¡Qué poco le valió!

 

3/ Suzanne Valadon.

 

Mi madre es una santa y yo soy un borracho miserable”, solía repetir Maurice Utrillo. Y tenía razón. Su madre era una santa, y él un borracho miserable.

Todo arranca por no saber quién era su verdadero padre. Su madre, pintora y modelo, había posado para pintores tan importantes como Renoir y como Degas y había mantenido relaciones sexuales con ambos, además de otros pintores de segunda o tercera fila como Boissy, que por cierto era alcohólico crónico. Y todo esto en el momento en que fue engendrado Maurice. (Tanto Renoir como Degas se molestaron en su momento en negar la paternidad, tal vez porque estaban hartos de las habladurías, pero no su relación con Suzanne, por entonces aún no pintora y tan solo joven modelo.) Naturalmente esto no debería tener mucha importancia, sobre todo porque poco después Miguel Utrillo, un ingeniero español que se había convertido en escritor y crítico de arte, accedió a darle su apellido. Pero el asunto de la paternidad Maurice Utrillo lo llevó siempre muy mal. Y esa fue una de las causas de su temprana afición por la bebida. Y con esto ya tenemos los ingredientes del drama: hijo sin padre de hermosa pintora, atormentado y enfermo (además de alcohólico tuvo frecuentes episodios de esquizofrenia, que lo obligaron a ser internado varias veces en un manicomio), desconocido como pintor, pobre y medio vagabundo, acaba convertido en uno de los pintores las famosos de Francia, se casa con rica viuda y se convierte en apacible anciano. Y todo por arte de… Bueno, de igual si fue suerte o fue el destino, que aprieta pero no ahoga, lo cierto es que por una vez uno agradece que la historia no acabe mal. Ni para el hijo no para la madre. ¿Pero realmente acabó bien para la madre? Bueno, vamos por partes…

Para empezar tuvo una vida sentimental muy agitada (por usar un término de fácil comprensión). Nació pobre y sin padre conocido. Se salvó gracias a su belleza y a su talento. No se conformó con ser modelo sino que llegó a ser una buena pintora. Además de tener relaciones sentimentales y de amistad con grandes artistas, también las tuvo con un músico de la talla de Eric Satie. Pero al final acabó casándose con un pintor mucho más joven que ella, muy excéntrico, muy poco apreciado como pintor pero sí muy dado a las juergas y las locuras, y su matrimonio fue, como no podía ser de otro modo supongo, muy tumultuoso (por usar otro adjetivo de fácil comprensión). ¿Y su pintura, tuvo reconocimiento, fama, o su paso a la historia se debe fundamentalmente a ser la madre de un gran maldito  (sí, hoy estamos con los adjetivos de fácil comprensión) como Utrillo? Bien, esa es la pregunta del millón…

 

 

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