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Teoría del caos

Por David Acebes , 8 junio, 2014
Caos, por Carmina Davis

Caos, por Carmina Davis

Navegando por Internet, encontré en la página web http://www.geofisica.cl/engish/pics5/FUM3.htm un poema folclórico británico:

«Por un clavo se perdió la herradura.

Por una herradura se perdió el caballo.

Por un caballo se perdió el jinete.

Por un jinete se perdió la batalla.

Por una batalla se perdió el reino.

Conclusión:

Por un clavo se perdió el reino.

Eso es la Teoría del caos

Sírvame, pues, como preludio poético a esta nueva columna de «poesía cuántica».

Según la wikipedia, la Teoría del caos se define como una rama de las matemáticas y de la física que versa sobre ciertos tipos de sistemas dinámicos muy sensibles a las variaciones en las condiciones iniciales. Para entendernos, la aplicación de pequeñas variaciones en las condiciones iniciales de un supuesto dado implicaría a posteriori grandes y significativos cambios futuros. Es lo que se conoce como «efecto mariposa». ¿Quién no ha oído el famoso proverbio chino: «el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo»?

Apliquemos este efecto al ámbito literario y veamos qué pasa.

Para ello, necesito que se fijen un momento en la portada del periódico nazi Der Stümer.

 Der Sturmer

Como vemos, en esta portada aparece una frase Die juden sind unser unglück, acuñada por el historiador alemán Heinrich von Treitschke, que podemos traducir al castellano como «los judíos son nuestra desgracia», aserto antisemita que triunfó en la Alemania nazi. Es más, como veremos en la siguiente fotografía, este slogan acompañaba al mismísimo Hitler durante sus masificados e histriónicos discursos. El tema, por tanto, no puede ser más escabroso.

Discurso

Sin embargo, si le aplicamos una mínima variación, un cambio nimio consistente en la sustitución de una simple letra, una o por una a, obtenemos el siguiente chascarrillo: -¿Qué piensa un niño frente a un plato de verdura? Las judías son nuestra desgracia.

Y hete aquí que, por arte de birlibirloque, hemos descubierto un nuevo método compositivo para «crear» una greguería, esa mezcla de humor y metáfora, inventada por el gran Ramón Gómez de la Serna en plena efervescencia de las vanguardias españolas.

Practiquemos un poco.

Lo principal es elegir bien el «sistema dinámico», por lo que sugiero que este sea sensible -en principio- a la variación que vayamos a aplicar. Por ejemplo, el título de una novela de Gabriel García Márquez, El amor en los tiempos del cólera, puede servirnos como sistema dinámico, pues si le aplicamos una leve variación [supresión de la sílaba –ra], obtenemos la siguiente máxima: El amor en los tiempos del cole. ¿Y qué es este adagio que hemos creado? Una novedosa greguería infantil, que nos remite directamente, por la fuerza de su sugestiva metáfora, a esos amores platónicos que todos hemos padecido en nuestra más tierna infancia.

Otras muestras de «sistemas dinámicos», en los que podemos aplicar mínimas variantes, originando divertidas greguerías son:

-Refrán entre las ostras: «La perla es la perla».

-El mar. La mar.

El mar. ¡Sólo la mar… de besos!

-Fuente Ovejuna. Todos a la luna.

-Película infantil: «Chupete, el extraterrestre».

-Lo que realmente quiso decir Arquímedes: «Dadme un punto de apoyo y sentaré el culo».

-¿Quién pintó «Las señoritas de Champiñón»?

-San Francisco de Achís: patrón de los resfriados.

-Don Quijote para niños: «En un lugar, de cuyo nombre no quiero acordarme, había una mancha…».

Véase como este mecanismo de creación poética resulta de lo más sencillo, por lo que me atrevo a aventurar que puede utilizarse como método de iniciación a la poesía. Cualquier persona puede escoger un determinado «sistema dinámico», aplicarle una mínima variación y crear su primera greguería.

[Inciso cuántico: Ni que decir tiene que los «fractales» están íntimamente relacionados con la Teoría del caos, pues ciertos poemas vendrían a ser sistemas dinámicos a los que se les aplica variaciones (en este caso, a gran escala), y que originan poemas completamente distintos, al menos, en cuanto a su significado. Por eso, en mi columna del día 13 de mayo «Fractales poéticos», pude coger un soneto de Garcilaso de la Vega que recreaba la metamorfosis de Dafne, convirtiéndolo por aplicación del método fractal en un soneto erótico.]

Para terminar, os remito al artículo de Juan Eduardo Cirlot (http://alacranazul.org/AA%20No.%202/La%20Poesia%20Permutatoria.htm), donde este reputado autor catalán explicaba qué es la poesía permutatoria y que, visto lo visto, puede considerarse también como otra manifestación más de la aplicación de la Teoría del caos a la poesía.

 

 

 

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