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Proclamación

Por Francisco Delgado-Iribarren , 20 junio, 2014
Los seis de la Familia Real saludan a la plaza de Oriente

Los seis de la Familia Real saludan a la plaza de Oriente

Había buen ambiente este jueves en las calles de Madrid. Parece que los españoles nos hemos especializado en la organización de eventos, y es de justicia reconocérselo al Ayuntamiento regido por la señora Botella, a la Casa Real, al Congreso de los Diputados y a quienquiera que corresponda. Todo en la proclamación salió a pedir de boca. Los actos transcurridos desde la firma de abdicación hasta el besamanos han sido un ejemplo de sencillez, belleza visual y solemnidad.

En la plaza de Oriente, donde antaño se coreaba al dictador sin Constitución, el pueblo pudo aclamar y aclamó al nuevo Rey constitucional. “¡Felipe, Felipe…!”, fue el nombre más repetido por los congregados, sin olvidar a la Reina Doña Letizia y a los Reyes salientes. Era llamativa la variedad cultural, símbolo de esta España del siglo XXI: orientales, occidentales, septentrionales, meridionales, los cuatro puntos cardinales del orbe estaban representados. Chinos, árabes, africanos, comunitarios… Muchos colores –no sólo el rojo-, muchos rasgos, muchas lenguas y una común expectación.

Innúmeras banderitas rojigualdas, algunas banderas grandes y otras enormes; camisetas rojas, futboleras o no; dos jóvenes y una niña vestidas por completo con la enseña nacional; cámaras fotográficas y de televisión que parecen telescopios para observar a las estrellas… Quienes no se tocaron con gorra, sombrero, velo –este testigo directo vio a dos mujeres con él- o cucurucho de papel de periódico, sufrieron riesgo de insolación, porque sobre nuestras cabezas reinaba Su Majestad Don Lorenzo I, esta vez sin su corte de aduladoras nubes. Que se lo digan al mozo imberbe que se desmayó por las primeras filas.

Salieron los nuevos y los viejos (perdón) Reyes al balcón y el público prorrumpió en aplausos, cánticos y flamear de banderas. Una estampa estéticamente preciosa, más hermosa todavía para las retinas que para los objetivos: la fachada del Palacio Real, la plaza luminosa y colorida, los seis miembros de la Familia Real, dispuestos en tres generaciones de dos personas, el pasado, el presente y el futuro de la Jefatura del Estado, el instante mismo en que la Historia, simplemente, continúa…

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