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Letras universitarias

Por Natalia Méndez , 16 junio, 2014

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¡Extra! ¡Extra! ¡La Selección Española ha perdido contra Holanda 5-1! Mientras, nuestra secretaria de Educación, Monserrat Gomendio (apoyada por Wert claro) planea un nuevo golpe a la educación española ¿alguien se ha enterado? ¿Cuándo entraría en vigor? ¿en qué consiste? y la pregunta más fácil de contestar ¿nos beneficiará al obrero?

El jueves 13 jugaba la Selección Española su primer partido en el mundial y ¿casualidades de la vida? también fue el día escogido por Gomendio para reavivar el debate acerca de los prestamos universitarios; ya que el sistema actual está basado en ayudas económicas que los universitarios luego no devuelven, y eso no le gusta. Y es que con el crecimiento «exponencial» del sistema universitario el coste es demasiado elevado y, claro, le preocupa quién, cuándo y cómo lo paga. La solución que han encontrado es que lo pague el alumno, y, si no puede, que no estudie; porque tener un país con gente formada y culta es menos importante que llenar las arcas del Estado.

Estos préstamos universitarios los conocíamos por las películas americanas, y como dice el dicho «a veces la realidad supera a la ficción». Pues en Estados unidos se hace desde hace tiempo, pero comparar el sistema educativo y poder económico de estados Unidos es, cuanto menos, una pérdida de tiempo. Pero el ejemplo expuesto por la secretaría a sido Reino Unido, donde los universitarios con trabajo, repito: con trabajo (eso tan difícil de conseguir en España), y que cobren más de 21.000 libras al año, 26.250€, tienen que devolver a plazos el dinero prestado para cubrir sus estudios.

Pocas horas después, por el revuelo montado por esos pocos españoles que tienen ojos también para estas pequeñas jugadas «escondidas» de los medios, el gabinete de Wert anunció que no pretenden pasar al sistema de préstamos; presentando, entre otros datos, que este año se ha invertido en educación un 21,21% más que el año anterior, con un total de 1.428 millones de euros y 322.000 beneficiados. Además otro problema, siempre según la secretaría de educación, es que el 50% de los estudiantes eligen la rama de las ciencias sociales, y, por ejemplo, solo el 6% la de ciencias naturales o de la salud.

Ya que a este Gobierno, como a todos, le gusta hablar con sus datos en la mano, presentemos nosotros también nuestros datos: los países de la OCDE destinan, como media, un 0,29% de su PIB a educación, España destina solo un 0,11%. Las condiciones para llevar a cabo estas políticas de préstamos, en los países en los que se hace, están ligadas a la situación de desempleo o no del estudiante; España tiene un índice de paro del 25,1%, el 40% de ellos son titulados entre 20 y 24 años ni tiene ni ve perspectivas de encontrar un trabajo (relacionado con su carrera o no), y la cosa no mejora mucho para los que tienen entre 25 y 29, ya que la tasa desempleados es de 26,11%. Y, ya que estamos, pongamos como ejemplo otros países; pero no, no voy a recurrir a la socorrida Alemania. Malta es mi país modelo, o del que también podría copiar algo España. En esta isla la educación es bilingüe y gratuita, toda ella, desde parvulitos hasta la universidad (ambos incluidos); además de tener un sistema de becas «como Dios manda». El dinero otorgado como ayudas universitarias se facilita en tarjetas de crédito solo aceptadas en negocios vinculados con la educación, la universidad o el estudio.

Por último creo necesario aclarar las inclinaciones o preferencias de los universitarios al coger rama: las carreras de ciencias naturales son más caras y complicadas de acceder (por la nota de corte, entre otras cosas); las de humanidades (en peligro de extinción) no tienen salidas profesionales y además son las que nos pueden dar un punto de vista e información más amplia, compleja y completa como para hacernos más críticos con nuestro entorno (lo que no conviene a ningún político, y menos si pretende gobernar solo y haciendose el sordo); mientras que las carreras de sociales están, generalmente, vinculadas o tienen orientación en las salidas profesionales al mundo empresarial, tan ayudado por todos los gobiernos. Por tanto, si, según Wert ha dicho en más de una ocasión, los estudiantes deberíamos elegir carrera en función de su grado de empleabilidad es normal que tendamos a las ciencias sociales; argumento defendido también por Gomendio cuando afirmó que hay que tener en cuenta esos datos que muestran que la mayoría de titulados son de sociales, ya que por eso se enfrentan a unas tasas de desempleo altísimas, pero, a la vez, aseguró que había que estrechar los vínculos universidad-empresa (aunque como cada vez privatizan más la sanidad los titulados en sanidad necesitaran esos vínculos, pues no entrarán a trabajar en ambulatorios u hospitales, sino en empresas que buscan el máximo rendimiento al menos coste).

Pero no lo olvidemos, la noticia importante del viernes fue la cara de Casillas y la derrota ante Holanda.

 

 

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