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La manzana de la discordia

Por David Acebes , 25 mayo, 2015

Esto no es una manzana

Acabo de leer una décima escrita por el poeta valenciano Blas Muñoz Pizarro, perteneciente a su libro Viva ausencia.

7             MANZANA

(que en el Libro del Génesis
no se nombra)

La luz grávida me asombra
si muerdo tu dulce pulpa,
pura, dura, sin la culpa
de un Libro que no te nombra.
¿De qué mente fue la sombra
medieval que un día quiso
pintarte en el Paraíso
a ti, hespéride manzana,
que sólo fuiste tirana
de un Paris a Eros sumiso?

Como pueden comprobar, esta deliciosa décima alude a la famosa manzana del Génesis. Según el poeta, en ningún momento se menciona manzana alguna en el famoso relato bíblico. Lo que ocurre es que, en algún momento indeterminado de la Edad Media, alguien (“una sombra medieval”) pintó la escena añadiendo el detalle de la manzana, basándose –según todos los indicios- en la manzana de oro de Paris. Esto supondría admitir que la historia de la manzana bíblica no pertenece al imaginario hebreo, sino al griego. ¿No les parece apasionante? Nuestro conocimiento colectivo es completamente erróneo y da por cierta una información a todas luces falaz. ¿Qué cristiano no juraría haber leído esta historia en la Biblia? Por tanto, cabe preguntarse: ¿Qué es la Verdad? ¿Lo que realmente es (la no-manzana bíblica) o lo que todo el mundo piensa que es (la manzana bíblica)?

Pongamos otro ejemplo. Si yo preguntara, ¿qué es una sirena? Convendrán conmigo en que el 99% de los encuestados contestaría: -Un ser mitológico con cuerpo de mujer y cola de pez. Falso. Para los griegos, las sirenas eran unos seres singulares con cuerpo de ave y rostro de mujer. ¿No me creen? Miren la wikipedia:

http://es.wikipedia.org/wiki/Sirena

Si se fijan en el apartado titulado “Sirenas de la mitología griega”, comprobarán que hay dos fotografías que así lo evidencian; una estatua funeraria del año 370 a.C. y una miniatura rusa del siglo X en la que aparece una sirena representada a la manera de la Antigua Grecia, con cuerpo de ave y rostro de mujer. Por tanto, cabe preguntarse de nuevo: ¿Qué es la Verdad? ¿Lo que realmente es (una sirena con cuerpo de ave y rostro de mujer) o lo que todo el mundo piensa que es (una sirena con cuerpo de mujer y cola de pez)?

En fin. Yo no conozco la respuesta, pero –como poeta que soy- me atrevo a conjeturar una explicación poética. A Dios, que tiene mucha ‘Gracia’, le molan los juegos de palabras. No en vano al primer hombre lo llamó Adán, cuyo palíndromo es Nada, y a la primera mujer la llamó Eva, cuyo palíndromo es Ave. ¡Ay, caray! Adán es Nada y Eva es Ave. Por eso los antiguos representaban a la mujer con cuerpo de ave. Y por eso Homero, el primer poeta, reprodujo en su Odisea el famoso episodio de Ulises y las sirenas. Ulises que es Nadie, que es Nada o Adán, seducido por múltiples Evas, aves o seductoras sirenas con cola de pez.

[1. Blas Muñoz Pizarro, Viva ausencia; Arabako Foru Aldundia, Diputación Foral de Álava, 2011, p. 35.]


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