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LA DESIGUALDAD: RECETAS Y CONSECUENCIAS

Por Agustín Ramírez , 28 enero, 2015

En este mundo tan desarrollado, tan excesivamente desarrollado y destructivo con la naturaleza, la economía de libre mercado ha dado lugar a un altísimo nivel de desigualdad que muestra unas cifras escalofriantes: para 2016 se estima que el 1% más rico de la población mundial podría acumular tanta riqueza como el resto del planeta, o dicho en número de personas: 70 millones de personas tendrían el mismo nivel de riqueza que 7.000 millones de personas; precisando más si cabe: las 80 personas más ricas del mundo poseen tanta riqueza como los 3.500 millones de personas más pobres.

¿Y que hacen los gobernantes del mundo ante esta situación? Nada; se reúnen en hoteles de lujo, comen y beben en abundancia y demasía, hablan y hablan y siguen hablando para, finalmente, sacar unas líneas diciendo que hay que estudiar medidas para reducir la desigualdad; en concreto: Nada, solo palabras huecas.

En nuestro mundo occidental tan desarrollado, las políticas económicas y sociales contra la crisis repiten como la letanía de un rosario conceptos tales como: consolidación fiscal –subida de impuestos a las clases medias y populares y reducción a las clases pudientes-, reducción del gasto público –reducción del empleo público y reducción salarial para los empleados públicos que queden-, reformas laborales para flexibilizar el mercado de trabajo –contratos de trabajo cada vez más precarios con sueldos cada vez más bajos-, reducción del estado del bienestar –bajadas de pensiones, fomento de las pensiones privadas, recortes en la enseñanza pública, apoyo a la enseñanza privada, recortes en sanidad pública, fomento de la medicina privada-. Y todo esto en un país sí y en el otro también: Portugal, España, Italia, Francia, Grecia, Irlanda, Alemania son un buen ejemplo.

La situación está alcanzando tales niveles de insostenibilidad que el pasado día 21 leí una noticia que me pareció un botón de muestra de hacia donde caminamos en esta sociedad de la economía de libre mercado: Alemania, Francia, Holanda, Finlandia, Austria, Bélgica y Eslovaquia son países de la zona euro que para financiarse no pagan dinero a sus inversores sino que, por el contrario, cobran por ello. Pero fuera de la zona euro, Suiza, Dinamarca y Suecia son, también, países que se financian cobrando a sus inversores. He de reconocer que al leer esta noticia se me cayeron los palos del sombrajo, ya nada tenía sentido, el absurdo se había instalado en mi mundo y éste, lo que necesita para curarse, es ser puesto patas arriba para que las cosas vuelvan a tener la cordura que la avaricia le hizo perder.

Las personas ya no son nada que interese a ese grupo de 1% que citaba al principio del artículo; se habla de unos niveles de riqueza que insultan a la inteligencia pues parece evidente que tal grado de acumulación solo se puede alcanzar a costa de quitarles casi todo a demasiada gente.

Y en nuestra España de hoy, hay dos ejemplos, entre otros muchos, que reflejan el desprecio que sufre el ciudadano de a pie frente a esa élite de gobernantes que actúan al dictado del poder económico.

Uno es el caso de los enfermos de hepatitis C y la resistencia que el gobierno tiene para administrarles el nuevo fármaco que les permitiría poder salvar su vida, o al menos mejorar cualitativamente su calidad de vida; el elevado precio del fármaco no puede ser el pretexto para salvar o mejorar la vida de los enfermos y otra cosa es lo que el gobierno deba de hacer para conseguir que ese fármaco no tenga un precio tan abusivo como desproporcionado ¿o las farmacéuticas son empresas con derecho de pernada?. Mírese el precio que tienen en diferentes países y porque y como han alcanzado un precio no disparatado.

El otro es el caso de las viviendas en régimen de alquiler que ayuntamientos, bancos y comunidades autónomas han vendido a los bien llamados fondos buitres; los vendedores con esas operaciones han limpiado un poquito su cuenta de resultados despreocupándose de la situación que dejaban a las personas arrendatarias de esos inmuebles; los nuevos propietarios han comenzado su gestión incrementando el precio de los arrendamientos en unos porcentajes que hacen inviable el arrendamiento a los inquilinos, pues debemos recordar que, mayoritariamente y en origen, eran arrendamientos de carácter social. Los desahucios ya han comenzado y se abre el horizonte para que, eliminadas las personas de esas viviendas, se pueda volver a poner sobre la mesa el cambio de régimen del inmueble y reanudar el negocio de la especulación que tan buenos dividendos les ha dado en el pasado reciente.

¿Cómo funciona, pues, este mundo cuando para rescatar bancos, autopistas, grandes empresas, clubes de futbol, los dineros aparecen como por generación espontánea y cuando se trata de rescatar a las personas nunca hay dinero?

Pues me temo que funciona de una maneta tal que permite los niveles de desigualdad que se citaban al principio.

Por el bien de todos esto debe cambiar y somos nosotros quienes lo debemos cambiar y lo de tomar el cielo por asalto lo dejaremos para cuando tengamos la certeza de que el cielo existe, que largo me lo fiais.

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