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Francofonía, de Aleksander Sokurov

Por José Luis Muñoz , 31 julio, 2016

francofonia_le_louvre_sous_l_occupation-823031435-largeEl ruso Aleksander Sokurov (Oblast de Irkust, 1951), al que algunos consideran el heredero de Andréi Tarkovski,  pertenece a esa rara raza de cineastas inclasificables. En ese cajón podríamos meter, de una forma un poco aleatoria, a Jean Luc Godard, José Luis Guerín, Jonas Mekas, Chris Marker o a su desaparecido compatriota Aleksei German. ¿En qué género filman? Ni se sabe ni importa.

La última película que se había estrenado en España del cineasta ruso fue Fausto, una delirante versión del drama de Goethe que sumergía al espectador en el mundo de lo grotesco a través de una narración convulsa que rozaba en lo formal la pesadilla. Francofonía es mucho más accesible y digerible, y eso que Aleksander Sokurov conjuga diversos formatos cinematográficos para expresar con imágenes y palabras la relación del arte con el poder, el tema central de un film que no llega a los 90 minutos y en ningún instante desfallece.

Francofonía parece un documental del canal televisivo Arte, pero es muchísimo más, con algunas pinceladas de ficción centradas en la relación que se establece entre el conservador del Museo del Louvre, Jacques Jaujard (Louis-Do de Lencsquesaing) y el oficial de ocupación nazi el conde  Franz Wolff-Metternich (Benjamin Utzerath), que debe velar para que los tesoros del célebre museo sobrevivan a la guerra, dos enemigos que dejan a un lado sus diferencias para defender lo que les importa, el Louvre y su valioso contenido, el botín de guerra del III Reich, unas obras de arte que merecieron mejor trato que los seres humanos que murieron a millones en esa brutal carnicería. El hombre pasa, pero el arte queda, hasta que algún bárbaro (los Talibanes, ISIS) lo dinamita.

Se centra Aleksander Sokurov en el arte, así es que los aspectos humanos, o inhumanos, de la ocupación nazi de Francia los soslaya a propósito, o los minimiza, algo que sin duda no hará mucha gracia a los franceses (la voz en off, comenta, sobre imágenes de archivo, la entrada de las tropas alemanas en Francia, la escasa resistencia de su ejército y  población; presenta al gobierno de Vichy como un buen acuerdo con los ocupantes y contrapone esa relación idílica entre ocupantes y ocupados con imágenes de la feroz resistencia rusa al invasor nazi y la táctica de tierra quemada que emplearon con ellos los invasores, lo que no deja de ser cierto) para centrarse en la relación del poder con el arte, de la obsesión de los poderosos, y ahí está el fantasma algo ridículo de Napoleón (Vincent Nemeth) buscándose en los cuadros (C’est moi, exclama ufano cuando se encuentra), frente a la Marianne (Johanna Korhals Altes) que repite el lema revolucionario de Libertad, igualdad y fraternidad, correteando por las salas del Louvre para afirmar que buena parte de los tesoros del museo provienen de su expolio por Oriente, y que seguramente han sobrevivido gracias a ello, añado. La obsesión capitalista por acumular, en este caso  obras de valor incalculable, como un elemento más de poder.

Emplea el cineasta ruso diversas texturas cinematográficas (vuelve a la pantalla cuadrada en los tramos de ficción, con banda sonora lateral visible), imbrica a la perfección imágenes de documentales de época, que le sirven a su discurso, y las impresionantes de un carguero, que transporte contenedores con obras de arte, batallando contra una terrible tempestad marítima y que aparecen en la pantalla de un ordenador, y todo ello mezclado con planos aéreos del Louvre (benditos sean los drones usados para fines pacíficos), presentado como la esencia de París, y paseos por sus salas, aunque sin deleitarse en demasía en la belleza de sus obras.

Francofonía, narrada por la voz en off del propio Aleksander Sokurov que reflexiona sobre sus imágenes, es un film tan experimental, como todo el cine del realizador ruso, como excepcional, que ejerce un efecto hipnótico sobre el espectador. Difícil adscribirlo a algún tipo de género, quizá al del ensayo cinematográfico, pero echa de menos este espectador que no hable el director  de la tendencia de los artistas a arrimarse al poder, que esa es otra, para saborear el triunfo en vida, algo que siempre me pregunto cuando visito pinacotecas de todo el mundo y me quedo extasiado ante cuadros de autores absolutos desconocidos que seguramente lo fueron por no medrar. Vasos comunicantes. Esa sería una nueva película, la del artista que busca el poder para sobresalir.

Título orginal: Francofonía, le Luvre sous l’Ocupation
Director: Aleksander Sokurov
País: Francia
Año:2015
Género: documental ficcionado
Duración:87 minutos
Estreno en España: 03/06/2016

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