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El misterio de los Oscar

Por Redacción , 16 marzo, 2014

Autora: MARTA FRA MELIÁN

Cada año decimos lo mismo: “No veré más los Oscar”. Pero no nos enmendamos. Cual anabolizante seductor, allí nos tiene, crucificados. A quienes amamos perdidamente el Cine, este premio nos suscita infinitas preguntas e insufribles dolores. El cine mismo se ha encargado de desnudar la tragedia, superior ya a las clásicas, de cierto sistema, gestión y” entrañas” del mundo de Hollywood y de toda esa parafernalia, “aparatos” y demás “etcs.” que “tumorean” una de las artes más bellas y completas. Para “muestras de botón”, films como: El crepúsculo de los dioses; La hoguera de las vanidades; La caída de los dioses; El juego de Hollywood; por nombrar algunos poquitos.

> on October 19, 2009 in Santa Clarita, California.

Ciertamente, Hollywood y sus “primorosos” premios Oscar, son exponentes preclaros de las mayores injusticias, desprecios, olvidos, abandonos y atrocidades, cometidos contra las personas del mundo del arte y la cultura. Menos mal que el cine es mucho más que eso. Y, más allá del “caballero” Oscar, somos afortunados porque existen Festivales, certámenes, Congresos, Cine independiente o “indie”, cine de bajo presupuesto, no de super  producciones, y actividades y oportunidades para ver otras “cosas”, ver “algo más” y “distinto”, salir del escalofriante circuito del pop corn y de esa tibieza demoledoramente mediocre de una oficialidad cinematográfica que busca imponer su discurso, sus criterios, sus valoraciones y su supremacía. Los Oscar son, cada vez,  un retorcido misterio. Y sus premiaciones, a lo largo de la historia, son –muchas veces-  cercanas  ya casi al terror, bajo el disfraz de la sutil y arrolladora violencia del “entretenimiento”,  que busca imponerse a cualquier precio, cueste lo que cueste. Y “así nos luce el pelo”. Tanto es esto que la misma Academia ha tenido que inventarse categorías, como las de Mejor Film en Lengua Extranjera o el Oscar Honorífico, para “maquillar” y reparar deudas (tan misteriosamente incomprensibles como dolorosas), por sus graves “patinazos” y ridículos “papelones”. Entendemos que no puede haber Oscar para todo y todos. Los premios siempre tienen eso de la selección y jerarquización. Deben priorizar. Pero es que hay ¡tanto talento! en el cine que, a la hora puntual de las estatuillas: ¿dónde están, dónde y cómo quedaron, qué se hizo con sus obras, por qué –realmente- no se los premia.? ¿Por qué, muchas veces, no están los que tendrían que estar y sí están los que no tendrían que estar.? Es que, al constatar algunos Oscar, nos damos cuenta y sentimos que se ríen de nosotros en y desde su “circo”. ¿Seguirán creyendo que son ellos quienes tienen la clave y el patrimonio de la valoración cinematográfica, de todo ese universo que entra en juego y se combina en un film.? ¿Cómo pueden hablarnos de “secreto” en la votación y de “sorpresa” en la ceremonia, cuando la película ganadora como la mejor – 12 años de esclavitud- fue anunciada por un actor negro, Will Smith.? ¿Creerá esta gente, por ventura, que no nos “desayunamos” con semejante manipulación, predigitación, ideologización, sentimentalización, de este premio.? Y no decimos esto porque creamos que el film es malo. Es muy bueno, pero dista infinitamente de ser el mejor. Sobre todo cuando vemos películas todo el año, día a día, y podemos valorarlas y compararlas, sin la “opresión” de un Presidente negro en U.S.A. ni una Presidenta de la Academia de raza negra. Es que el lobby que se ha hecho con y por este film nos resulta ya vergonzoso. Más aún cuando constatamos que ser la mejor película es sólo por su guión adaptado y por su actriz secundaria. ¿Son suficientes esos méritos.? ¿Y qué merecerían, entonces, films como –por ejemplo- Philomena, Nebraska, Agosto, Her, A propósito de Llewyn Davis,  El lobo de Wall Street.? ¡Vaya “peliculones” esos, y se fueron de vacío o  con algún “premiecito” y-o nominación.! ¿Qué tiene que ser y hacer Leonardo Di Caprio para que “se dignen” ya de una vez a darle un Oscar.? Este año fuimos testigos de una de las más grandes injusticias y desprecios de la Academia y hacia este actor. En la alfombra roja ya entraba, el pobre, como “cordero hacia el matadero”. ¡Si ya estaba todo “cocinado”.! El premio iría hacia quien el “dedo” académico y hollywoodense había señalado, “a su gusto y piacere”. ¿Cuándo terminarán tomando en serio a Di Caprio.? ¿O es que también van a someterlo al calvario y crucifixión de todos los talentosos “bonitos” que ha habido en la historia del cine, como pasó con Paul Newman, y pasa con Brad Pitt, Michelle Pfeiffer y otros-as.? ¿Seguirán concibiéndolo sólo como un “chico” de poster y de rentabilidad económica, una suerte de “chip” comercial.?¿O es que a nuestro Leonardo le tocará en suerte seguir los mismos pasos de su padre: Martin Scorsese; cargando también con su “estigma” y “maldición”, compartiendo su sufrido, martirial, injusto, incomprensible y misterioso destino.?¿Tan alto “precio” a pagar sólo por ser talentoso.?  Matthew Mc Conaughey lo ha hecho muy bien, pero no es el mejor actor. Lo suyo ha sido una gran y valiosa actuación de “transformación”, pero no de  “interpretación”, lo cual sí se da en Di Caprio. Además, no debemos olvidar que ese film ganó también el Oscar a Mejor Maquillaje. Y lo dejamos aquí. A buen entendedor, pocas palabras. Y ofende y escandaliza que la Academia tienda siempre a preferir a quienes interpretan dramas y no comedias, aunque lo de nuestro Leonardo es (realmente, y en su fondo) una tremenda tragedia que desgarra. Con lo de Jared Leto sí estamos de acuerdo. ¡Ya era momento de que “algo” serio y “de peso” le “cayera” a este gran actor y completo artista.! También estamos de acuerdo con lo de Catte Blanchett como Mejor Actriz. La hemos seguido, desde su primer film –tan jovencita, sudada, “coloradita”, pecosa- en un papel secundario, junto a la “diosa del talento” Glenn Close, hasta ahora. Todas sus películas. Es una actriz sorprendente. Con un talento descomunal. Un escalón muy por encima de todas las de su generación. Ha hecho de todo, y todo sublime y perfecto. No ha dejado de crecer. Además, tiene una personalidad propia muy definida, que va más allá de ser actriz. Tiene muy bien “amoblada” la cabeza, no es ni va de “celebrity” ni de “diva”; sabe lo que quiere y cómo lo quiere; tiene muy bien integrada su identidad como persona (en todas sus dimensiones) y ya se perfila como alguien que deja y dejará “huella”, “marca”, “estilo” en la historia del cine. Y no sólo por su calidad artístico- interpretativa. Su sola presencia nos “recuerda” a esa “identidad” rica, sólida, potente, definida, con “autoridad”, de una Ingrid Bergman. Va apareciendo como toda una “Señora” del Cine. Y le ha ganado el Oscar a Judi Dench porque su interpretación en Blue Jasmine es más exigente, compleja y arriesgada. Un personaje así requiere una maestría en la interpretación (y no sólo en la dirección) por la infinitud de matices y sutilezas a encarnar, unificar y “balancear”, sin caer en manierismos ni caricaturas. Y Blanchett logra cerrar este desafío peligroso, de forma descomunal, desgarradora, perfecta y maravillosamente. Nadie este año estaba por encima de ella. Amy Adams está excelente, pero –tras su 5ª nominación- aún tendrá que esperar. Respecto a Alfonso Cuarón, felicitaciones por esa obra maestra que es Gravity. No creemos que sea el mejor director. Y menos viendo el guión, el “fondo” de la historia. Flojito, aunque rescatable en varios elementos. Pero flojito. ¿Y qué dirección de actores-trices hizo.? Le han premiado sus “canas” y su “aguante” en este proyecto. Ser director de algo así es, ciertamente, complejo y riesgoso. Le han valorado también su fiel, seria y constante trayectoria, y su capacidad  para coordinar, acordar, guiar, trabajar, con tanta gente de especialidades diferentes, tantos equipos, tras tantos años, y obtener semejante producto. Y el Oscar  a Mejor Actriz Secundaria dado a este “hallazgo” llamado Lupita, que nos perdonen. No somos racistas, pero no pueden forzar un Oscar a Mejor film escondiéndose tras eso tan hollywoodense de que si no premias un negro eres racista. Podemos ser tan racistas cuando estamos en contra de la “negritud” como cuando la absolutizamos y dogmatizamos. No nos olvidemos de Mandela, ¿vale.? Además, ¡qué actrices con sus interpretaciones había en esa categoría.! ¡Qué dilema.! ¡Y son bastante mejores y meritorias que Lupita.!

Seguramente el año próximo nuevamente despotricaremos y sufriremos con los Oscar. Los que amamos el Cine somos así de masoquistas. Creemos en el Cine como Arte y no sólo como “alfombra roja”, banquetes, “vanidad de vanidades”, espectáculo, industria y entretenimiento. Para nosotros, sus amantes, es “algo” mucho más. En medio de nuestro espanto, terror, misterio y dolor, seguimos soñando, esperando y clamando porque- alguna vez- se haga el “milagro” de que la Academia mire y “abrace” también a tantos otros valiosos. Penélope Cruz tiene un Oscar: sí, y por esa “cosa” que se llama Vicky, Cristina, Barcelona. ¡Pero no lo tienen aún Glen Close, Diane Lane, Laura Linney, Rooney Mara, Stockard Channing, Charlotte Rampling, ni Edward Norton, Tim Roth, Harvey Keitel,  Ed Harris, Liam Neeson, Ralph Fiennes (por nombrar poquitos-as) y Tom Hanks tiene 2.!  En fin, no seguimos despotricando más. Somos conscientes de que hay una “lista de Schindler”, muy numerosa, valiosa y silenciosa, de ayer y de hoy, en la que pondríamos ¡tantos nombres! a la espera de ser salvados de ese “mayor desprecio que es el no hacer aprecio”.

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