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El fomento de la lectura

Por Clara Cordero , 28 enero, 2015
Family_Reading_Hour

By Peter Merholz

Recientemente Emilia ferreiro hablaba de la importancia de que el maestro leyera para inculcar esa pasión por la lectura en sus alumnos.

Al mismo tiempo hemos conocido el Barómetro de 2014 del Centro de Investigaciones Sociológicas, publicado a través del MEC, que pone de relieve lo poco que leemos en nuestro país y cómo influyen en ello tanto el contexto escolar como el externo.

También llevamos viendo el caso educativo finlandés donde se da gran importancia a la lectura, tanta, que las familias hacen un uso exhaustivo de las bibliotecas durante el período de descanso lectivo.

Pues bien, teniendo en cuenta todo ello ¿Quizá la escuela es la principal causa de desmotivación hacia la lectura en nuestro país? ¿El poco tiempo que pasamos con nuestros hijos son los causantes de que la lectura no sea una de nuestras prioridades cuando estamos con ellos?

Desde luego no tengo la fórmula mágica que sea capaz de discernir estos problemas, pero lo que sí tengo claro es que la lectura amplía horizontes.

Qué la escuela es en cierta medida la causante de la desmotivación a la lectura lo considero en parte cierto, porque estamos acostumbrados a buscar lecturas obligatorias que nada tienen que ver con la realidad del alumnado, porque las escuelas suelen estar carentes de creatividad al respecto (sálvense todas aquellas que actualmente aúnan esfuerzos para que esto no pase, que también las hay).

¿Qué como padres ya nos cuesta hasta leer un cuento por la noche a los niños? También. No hablemos ya de ir a buscarlo a una biblioteca, teniendo en cuenta que cada vez hay menos, con menos variedad literaria  y con poco espacio de lectura para niños.

Comparto la idea de que la lectura es esencial para mejorar el aprendizaje y que la motivación y animación lectora parte del ejemplo que damos en la escuela y fuera de ella como padres. Y en ello meto también otras artes relacionadas, como el cine o el teatro. No es raro ver a padres que llegan al cine y compran entradas separadas de sus hijos para ver diferentes películas dejando a los niños solos ante la película mientras ellos ven otra película diferente en la sala de al lado. Ya ni siquiera comparten el momento, ¿De qué van a hablar después de la película? ¿Cómo pondrán en común lo que les ha hecho sentir?

Leemos poco pero quizá la cuestión está en la poca importancia que se le da a la lectura, la literatura, el arte y la participación conjunta de todas ellas.


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