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DIEZ AÑOS SIN DERRIDA

Por Juana Vázquez , 28 septiembre, 2014

Jacques Derrida (Argelia-1930-París- 2004 ) es el último gran filósofo y pensador del siglo XX, o al menos el más influyente e innovador. Este peculiar pensador, seguro que lo que menos se esperaba es que después de su muerte su  llamémosle sistema-antisistema filosófico,  “el deconstructivismo”, basado, principalmente en el lenguaje y la antropología, pasaría  a la vida cotidiana.

El “deconstructivismo”, entre otras cosas,  intenta demostrar, abordando los numerosos estratos semánticos que operan en el lenguaje, que es imposible determinar el sentido único de un texto. La tesis de fondo sería, entonces, que ningún pensamiento o concepto se puede transmitir en forma “pura” y unívoca. Trasladando el párrafo filosófico a un sentido simplista y divulgador , se podría decir  que no existen sistemas puros, en consecuencia, habría muchas interpretaciones legítimas.

De forma popular, y  por supuesto, tomando del  deconstructivismo lo adjetivo y  vulgarizándolo a base de hacer  hincapié en la etimología del término “de-constructivismo” ha pasado, poco a poco a imprimir su sello en diversas áreas de la vida cotidiana, como es la gastronomía hecha  por grandes cocineros ,  la moda – sobre todo en la indumentaria femenina-, e incluso la familia.

Qué decir del de-constructivismo en la cocina, sólo nombrar a Ferrán Adriá, se nos vienen a la cabeza  tortillas de patatas desestructuradas… y multitud de alimentos siguiendo el mismo camino.

Dentro del mundo de la moda femenina, se trata de una tendencia general. Así vemos trajes con una sola manga, con un hombro, con un ribete de escote, con una falda compuesta de tres o cuatro o más piezas sueltas, con un tapado de pecho y una falta de espalda, etc, etc.

Asimismo, podemos hablar de la familia, hoy se ha desestructurado o deconstruido tal sistema social, y puede decirse que existen familias de una sola madre, de un padre, de dos padres, de dos madres, de hijos biológicos, adoptados, inseminados, etc, etc. El sistema puro de la familia se ha hecho puro “deconstructivismo”.

Y  no se olvide  mi vulgarización de un término filosófico tan complejo, pero los ciudadanos de a pie no captamos la esencia abstracta de estos conceptos tan escurridizos, sólo nos llegan las secuelas degenerativas de los mismos. Y así nos encontramos con que, hoy por hoy,  este concepto “derridiano” está tomando la vida cotidiana de una forma pausada pero irreversible, y mucho me temo que dentro de poco el mundo entero será un puro deconstructivismo,- por lo que a nosotros nos toca ahí está Cataluña y el Pais Vasco- pero un deconstructivismo que si nuestro Derrida levantara la cabeza no reconocería para nada, y es que los filósofos tiran la piedra de lo abstracto y no se dan cuenta de que esta rueda hacia un lugar concreto, que es su lugar normal.

En fin,  Jacques Derrida  nunca hubiera soñado que su concepto filosófico terminaría entre pucheros, hilos y agujas.

 

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