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De las calles al celuloide

Por Marisa Cuyás , 9 julio, 2014

Han pasado muchos meses, lluvias, vientos y alguna que otra estación desde que ese pequeño grupo de mujeres gijonesas pertenecientes a la asociación Comadres y otras tantas de un pequeño municipio de la cuenca minera del Nalón, se reunieran en su anual comida navideña. Lo que comenzó siendo una forma de compartir preocupaciones e inquietudes entre compañeras de lucha por derechos a punto de perderse o todavía ignorados, pasó a ser el comienzo de un deseo, un sueño tridimensional hecho realidad, escenificado por trenes que llegaban no solo de toda España sino también del resto de Europa, para posteriormente perder una dimensión geométrica pero nunca la de la fuerza que confieren las ideas y los derechos.

En el documental “Yo decido, el tren de la libertad” más de 60 mujeres pertenecientes al mundo del celuloide, guionistas, directoras de cine, actrices, iluminadoras, maquilladoras y productoras, decidieron unirse a este tren que adquiría mayor velocidad que el mejor y más moderno AVE.  Un proyecto de crowfunding no sólo entre las cineastas sino también entre mujeres que también habían puesto su voz a la llegada de Atocha de aquel Tren de la libertad. Era el momento de demostrar la fuerza en unas ideas basadas en sus razones, en sus propias decisiones, dejando constancia gráfica de los prolegómenos y el resultado final de este camino.

Ni Begoña Piñera, ni ninguna de sus amigas y compañeras de Comadres habrían podido imaginar que ayer podrían verse reflejadas en una documental, ni tan siquiera habrían conseguido soñar que el Teatro Jovellanos se convirtiese, como no podía ser de otra forma, en el estreno mundial de este proyecto con la presencia de Iciar Bollaín además de otras directoras y actrices participantes en este proyecto.

Pero el recorrido de “Yo decido, el tren de la libertad”, de momento no tendrá una estación final, simplemente paradas, que comenzarán el próximo 10 de julio, esas mismas que llevarán a los espectadores de más de 20 ciudades españolas y algunas europeas, aún sin confirmar, a revivir la emoción y la lucha de las mujeres que se niegan a convertirse en simples marionetas. De nuevo las mujeres asturianas comenzaron una lucha y esta vez no tuvieron que llenar de carbón una maquina que se mueve simplemente por ideas y convicciones.

 

 

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