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Boyhood, de Richard Linklater

Por José Luis Muñoz , 21 septiembre, 2014

Boyhood_Momentos_de_una_vida-954973569-largeEl último experimento cinematográfico de Richard Linklater, uno de los realizadores norteamericanos más interesantes del momento, trasciende lo meramente cinematográfico para insertarse en la experiencia vital de cada uno. Con una técnica narrativa y un esquema muy similar a la trilogía, que ya va a ir por tetralogía, que inició con Antes del amanecer, siguió con Antes del atardecer y cuya última entrega es Antes de medianoche, siguiendo la evolución física y vital y las complejidades en la relación de pareja entre sus dos principales protagonistas encarnados por Ethan Hawke y Julie Delpy, Linklater va más allá filmando a lo largo de 12 años, entre el 2002 y el 2014, a un niño, Mason (Ellar Coltrane), desde su infancia a su entrada en la universidad, recogiendo sus momentos álgidos, sus experiencias vitales, su relación con su divertida hermana; la evolución en la relación con su bohemio padre—que acaba siendo más convencional cuando se enamora de una cristiana renovada de la Asociación del Rifle—; el amor por la abnegada madre que estudia una carrera de psicología, acaba dando clase, lo sube sola y cuyas relaciones con las sucesivas parejas acaban siempre en desastre; la primera cerveza; el primer cigarrillo; el primer beso… Durante tres horas de asombroso cine en estado puro que, en algún momento, puede recordarnos al Terrence Malick de El árbol de la vida—ambos son texanos—por la maestría con que recoge estos retazos de vida infantil, con una fórmula tan sencilla y brillante cómo sustentar la narración en largos bloques dialogados y perfectamente identificados en el tiempo por la música y las noticias de actualidad—ese divertido gag del activista padre pro Obama y Bader que inunda los parterres de los jardines de los vecinos con carteles de propaganda con la complicidad de sus hijos y retira uno de McCain y Palin—, Linklater hace crecer a todos los personajes, incluida su propia hija Lorelei Linklater, otra excelente y divertida actriz desde muy niña, los hace madurar física y mentalmente ante los ojos del espectador, como la foto acelerada de una flor que abre sus pétalos,  en un experimento por ahora único en la historia del cine.

Extraordinaria, emotiva y, en muchos de sus tramos, divertida, cuenta Beyhood con dos magníficos actores maduros, el cada vez más sólido Ethan Hawke, actor fetiche de Richard Linklater, y la todavía muy atractiva Patricia Arquette, en los roles de esos entrañables padres que no van a abdicar, pese a las parejas que se cruzan en sus vidas, a formar esa familia.

Pura magia, puro cine y pura vida en casi tres horas de un relato épico que gira en torno a la familia, sus avatares—esas continúas mudanzas y ese padre que nunca deja, por lejos que esté, de disfrutar de ese fin de semana sagrado con sus hijos— y termina con una puesta de sol en plena naturaleza—Manson, fotógrafo vocacional y profesional,  cambia al padre con el que solía hacer esas salidas en la naturaleza con su exquisita compañera de residencia universitaria—en el que los protagonistas, en éxtasis visual, se preguntan si es el hombre el que captura el instante o es el instante el que captura al hombre.

Richard Linklater captura al espectador en esta su mejor película de su dilatada y excepcional cinematografía.  Una obra maestra de apabullante sencillez.

Título original: Boyhood
País: EE.UU
Año de producción: 2014
Género: comedia dramática
Duración:165 minutos
Director: Richard Linklater
Estreno en España: 12/09/2014

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