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Spainexit

Por Carlos Almira , 19 julio, 2016

En la Edad Media cada familia noble, cada casa feudal, tenía su pendón, su escudo heráldico, con el que acudía a la guerra y a las grandes ceremonias. Si las guerras y las grandes ceremonias político institucionales de hoy, expresaran realmente el poder social y político que hay tras ellas, entonces deberían estar presididas no por la bandera de los EE.UU. la Unión Euroea, Francia, Alemania, España, etcétera, sino por las de la Coca Cola, el Banco de Santánder, el Crédit Lyonnais, etcétera. Las palabras de Lincoln, de Kennedy, deben reescribirse como sigue: «No te preguntes lo que la Coca Cola puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer por la Coca Cola». Si hemos de vivir en el Infierno, al menos que no sea con una venda en los ojos. En mi opinión, uno de los grandes misterios de nuestra época consiste en que la gente no conciba ya su existencia sin el smartfone, pero al mismo tiempo, a diferencia de las mentalidades más coherentes del pasado, no esté dispuesta a morir por la Coca Cola.

2017 se presenta para los españoles en particular, y para los europeos en general, como un año difícil, acaso crucial. En nuestro caso, se trata de que haya un gobierno que aplique las medidas draconianas que, desde hace años, definen la Unión Europea como un vasto espacio de privatización de beneficios y socialización de pérdidas. Habrá un gobierno de centro derecha en España (PP, Ciudadanos), con un Partido Socialista esquizofrénico, con graves problemas de identidad interna, que dejará hacer. De momento, los españoles de a pie debemos hacernos a la idea de que tendremos que pagar el grueso de los 10.000 millones de euros de recortes, impuestos por los lobies que hoy gobiernan en Bruselas. Habrá que pagar la salida del Reino Unido, el famoso Brexit. Y volverán las camisetas verdes, blancas, etcétera, a llenar las calles. El miedo al terrorismo islámico, en el primer plano del imaginario colectivo, voceado como un espantajo por los grandes medios empresariales de comunicación, paralizará a crecientes sectores de nuestra sociedad civil, o lo que quede de ella. Hay sin embargo, en mi opinión, algunas cuestiones que acaso sería interesante plantear.

Pigs owned by Agrosuper stand together in a pen in Peralillo, Chile, south of Santiago Tuesday, Dec. 28, 2004. The Chilean pork producing company is implementing a program to eliminate methane fumes from animal waste. (AP Photo/Tomas Munita) CHILE CLIMATE MANURE ROUTE

En primer lugar, si Europa es incapaz de democratizarse, de refundarse, de volver a convertirse en un espacio público de esperanza, lo mejor que podríamos hacer es seguir el ejemplo británico y promover un reféndum para salir de la Unión Europea, y esperar que, con un poco de suerte, ésta desaparezca del mapa. Cuanto más difícil les sea a las grandes empresas encontrar interlocutores políticos para promover sus intereses a costa del interés público, más cerca estaremos de la justicia y la posibilidad de la democracia, a la escala territorial que sea. Mucha gente piensa, llegado a este punto, que cada país por separado no puede hacer frente a los grandes poderes mundiales, Rusia, los EE.UU., China, pero es falso: España, Francia, Alemania, al igual que Inglaterra, pueden recuperar sin peligro alguno, no sólo su soberanía política respectiva, sino también y sobre todo, la económica. Es una cuestión de ideas nuevas, de coraje político. Es necesario, en mi opinión, expropiar a las grandes empresas de TODO su poder político, y hacer que paguen el grueso de los impuestos, prohibiendo por ley la actuación de lobies privados, mafiosos. En fin, invertir los términos del chantaje: o ustedes se someten a las leyes y las normas de la soberanía nacional, popular, o quedan fuera de la Ley, con todas las consecuencias. La riqueza y el capital son un producto de la división del trabajo, una creación de toda la sociedad (¿les suena esto a algo, señor Hollande, Renzi, Sánchez, enterradores de la izquierda?). Una Europa privatizada, en manos de las multinacionales, no es una mera hipótesis, sino una amarga realidad, que tiene ya consecuencias dolorosas para la mayoría de la gente. Vamos hacia la miseria y el caos. El extremismo. Este artículo es un ejemplo más de ello. Es posible que el año 2017 los social-liberales en Francia ni siquiera lleguen a la segunda vuelta en las Elecciones Presidenciales, que todo acabe jugándose entre la derecha neoliberal, insufrible en su auto-convicción de estar en posesión de la verdad, y la extrema derecha. Los 10.000 millones de euros de recortes que ahora nos exige Europa, que los paguen el Banco de Santander, Zara, Iberia, y todos los demás. Pero si esto no es posible, entonces ¡referéndum ya! ¡Good Bay Europa! ¡Welcome Spainexit!


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