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Porque no pasa nada

Por José Luis Muñoz , 11 abril, 2018

La detención de una miembro de los CDR en Viladecans acusada de un gravísimo delito como es el de terrorismo (¿ha habido un atentado y no nos hemos enterado?) es una línea roja que se cruza, otra más, y no pasa nada. Por eso se cruzan tantas líneas rojas con una impunidad absoluta. Porque no pasa nada.

Para llegar hasta aquí hay que remontarse al año 2015 en el que se modificaron algunos artículos del código penal con la excusa de que la amenaza yihadista lo requería. La eterna dicotomía entre libertad y seguridad en la que la primera es sacrificada sin miramientos, que es uno de los objetivos del terrorismo y, sobre todo, de los que lo utilizan (siempre hay que pensar mal, por sistema) para cercenar todo tipo de libertades y someter a sus ciudadanos a un férreo control. Así es que quién nos dice que el terrorismo no se fabrica precisamente para eso, para cargarse nuestras “excesivas” libertades además de para que suba la cotización en bolsa de las empresas de seguridad.

En ese código penal de infausta memoria que ahora estamos sufriendo, como venimos sufriendo la ley mordaza que la oposición, inexistente, es incapaz de derogar, están los fundamentos por los que esa chica es tratada como terrorista, va a permanecer incomunicada 72 horas, pasará a la cárcel en prisión preventiva (algo a lo que ya estamos acostumbrados y forma parte de la normalidad, y por eso hay prisión preventiva, porque no pasa nada) y posiblemente se pudra muchos años entre rejas como si fuera una terrorista de verdad. ¿Ha atentado contra alguien? No. ¿Tiene armas en su domicilio? No. ¿Tenía intención de atentar contra algún edificio? Se le ha intervenido un plano de un cuartel de la Guardia Civil. Yo tengo una maqueta de la Moncloa porque me gusta la papiroflexia.

La CDR de Viladecans, en un documento sonoro, daba instrucciones sobre el corte de carreteras que se produjo cuando el president Puigdemont (Aznar, González, Mas, etc. siguen recibiendo muchas veces tratamiento de presidente aunque hayan dejado de serlo) fue encarcelado en Alemania (ahora ha quedado en libertad por una decisión de la justicia alemana). La muchacha es un chivo expiatorio que castigarán para dar ejemplo al movimiento independentista que tiene una vocación de mártir en toda regla. Por esa regla de tres el TOP tendría que encarcelar a miles de catalanes que forman parte de los CDR y a los dos millones que se rebelaron el día del referéndum desobedeciendo claramente la sentencia del Tribunal Constitucional.

Ese código penal, que se esgrime ahora contra los CDR, cuando la excusa para su reforma era combatir el terrorismo yihadista (una burda trampa que mordieron los partidos políticos), hace una extraña tipificación del delito de terrorismo en el que caben un montón de conductas, seguramente la suya, querido lector, como no se ande con cuidado. Las anotaciones son mías.

Se considerarán delito de terrorismo la comisión de cualquier delito grave (¿es un delito grave cortar una carretera?) contra la vida o la integridad física, la libertad, la integridad moral, la libertad e indemnidad sexuales, el patrimonio (¿se daña irremediablemente el patrimonio asfáltico quemando neumáticos?), los recursos naturales o el medio ambiente, la salud pública, de riesgo catastrófico, incendio  (quemas un contenedor  y ya puedes ser considerado terrorista), contra la Corona (ah, pero a Rey goza de la impunidad absoluta, sea emérito o no, y parece que su cuñado también), de atentado y tenencia, tráfico y depósito de armas, municiones o explosivos, previstos en el presente Código, y el apoderamiento de aeronaves, buques u otros medios de transporte colectivo o de mercancías, cuando se llevaran a cabo con cualquiera de las siguientes finalidades  (el fin es lo que no justifica los medios):

1.ª Subvertir el orden constitucional, o suprimir o desestabilizar gravemente el funcionamiento de las instituciones políticas o de las estructuras económicas o sociales del Estado, u obligar a los poderes públicos a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo . (Aquí lo tenemos. Cortar una carretera es terrorismo porque se hace para implementar esa quimérica República Catalana. Cortar una calle, imagino que también. Los estudiantes cortando la Diagonal de Barcelona son terroristas a no ser que digan alto y claro que no quieren ser subversivos y den vivas a la Monarquía)

2.ª Alterar gravemente la paz pública. (Ahí no lo veo. Una reclamación ancestral , al menos desde que yo tengo uso de razón, es que las autopistas catalanas, como las del resto de España menos las que rescatamos con nuestro dinero y sin nuestra autorización, sean  gratuitas. Por unos momentos los CDR las hicieron gratuitas y ningún conductor se quejó).

3.ª Desestabilizar gravemente el funcionamiento de una organización internacional  (nada).

4.ª Provocar un estado de terror en la población o en una parte de ella (el último estallido de terror lo tuvimos el 1 de octubre, y no fueron los CDR precisamente).

Me temo que esa chica, como los que irán siendo detenidos en este progrom que parece un capítulo de Regreso al pasado, los alcaldes imputados, los consellers, le deben a la reforma del código penal su estancia en prisión y la más que probable condena a muchos años de cárcel que pasarán privados de libertad porque no pasa nada.

¿Son terroristas los camioneros franceses que incendian los camiones españoles en la frontera y vierten su fruta? ¿Son terroristas los manifestantes alemanes que en noviembre del 2011 trataron de impedir por todos los medios que un tren cruzara el territorio con basura nuclear? ¿Son terroristas los trabajadores de los astilleros asturianos que, en defensa de su puesto de trabajo, se enfrentaron a los policías lanzándoles cohetes, tuercas, bolas de hierro con tirachinas y todo lo que tenían a mano? Según este maravilloso código penal que rige, sí.

Calificar de terrorismo la actividad de una miembro de la CDR imagino que sonroja e indigna a no pocas víctimas reales del terrorismo del PP, PSOE, militares, policías, guardias civiles y ciudadanos que lo sufrieron en sus carnes a manos de ETA, GAL o DAESH. Ellos sí que saben lo que es el terrorismo. La decisión del TOP es de una frivolidad insultante, aunque legal. Hay leyes perversas hechas a medida. Esta reforma del código penal lo fue. Y vamos a pagar las consecuencias en este estado de excepción que se nos viene encima o en el que ya estamos inmersos. Porque no pasa nada.

Un expresidente del FMI se pasea chuleando por las televisiones con su mantra “Es el mercado, estúpido”; un miembro de la familia real pasea el perrito en Suiza; a un clan mafioso catalán se le trata con exquisita cortesía en pago a su silencio mientras se persigue a titiriteros, blasfemos, actores, escritores y raperos. Unos ministros, entre ellos el de Cultura, cantan El novio de la muerte mientras ondean banderas a media asta y pasan legionarios con Cristo crucificado. Pura distopía de un país de pandereta que canta “Yo soy español, español” (mucho español, diría M. Rajoy) en vez de “Mi querida España” de Cecilia. Quizá esa querida España ya no exista.

Fernando De la Rúa, presidente de Argentina tras Carlos Menem, tuvo que escapar de la Casa Rosada en helicóptero cuando las masas enfurecidas por su rosario de corruptelas cercaron su residencia presidencial. No somos argentinos. Ni siquiera los argentinos hoy en día lo son. Macri es el ejemplo. Macri que se abraza con M. Rajoy mientras escribo esto. Y no pasa nada.

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