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LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y EL VOTO ORIENTADO

Por Agustín Ramírez , 10 diciembre, 2015

El pasado 7 de diciembre, la gran noticia en España era que a partir de las diez de la noche, los candidatos de PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos, iban a tener un debate sobre sus programas electorales, anunciado como: “7D: el debate decisivo”…“el debate que hará historia”.

El pasado 7 de diciembre, y en toda la precampaña, la manipulación de los medios de comunicación alcanzó sus más altas cotas. Hay algunos medios que ya han votado por nosotros, o que han decidido dirigir nuestro voto. Hay algunas fuerzas políticas nacionales, actualmente con representación parlamentaria, que han sido excluidas del “gran debate” y de otros debates y entrevistas que se están produciendo en los diferentes medios de comunicación.

Intencionadamente he dicho en el párrafo anterior fuerzas políticas excluidas, porque estos medios de comunicación consideran, o creen considerar, que para qué se les va a invitar a estos debates, entrevistas, etc. si estos partidos, según los medios,  ya no interesan a los ciudadanos.

Evidentemente, como medios de comunicación privados, son muy libres de decidir quién o quiénes van a sus programas, otra cosa muy distinta es si a estos medios se les puede tachar de manipulación, falta de información y estrategia para dirigir el voto de cada uno de nosotros. Sí, ya sé que me pueden argumentar que, claro, la ciudadanía es muy inteligente y sabe muy bien en quién depositar su voto, pero para saber a quién vamos a votar, necesitamos saber qué propuestas nos presentan y, sobre todo, cómo las defienden y discuten frente a otros partidos. La ciudadanía es muy inteligente ¡faltaría más!, pero también tiene derecho a estar informada, y esa información la deben transmitir los medios de comunicación, si no es así, flaco favor se está haciendo a la libertad de expresión y, sobre todo, al derecho a la información.

La Junta Electoral Central tiene establecido que las televisiones privadas pueden decidir libremente si organizan un debate electoral, ahora bien, si lo hacen deben tener «particularmente en cuenta» los resultados obtenidos por cada formación política en las últimas elecciones equivalentes.

Además, en una instrucción de marzo de 2011, indica que las televisiones privadas deben informar sobre partidos sin representación, pero establece que el espacio que se les dedica no debe superar al otorgado a partidos con escaños. «No podrán recibir una cobertura informativa mayor que las formaciones políticas que obtuvieron representación en las últimas elecciones»

Entonces, ¿por qué los medios de comunicación y los partidos asistentes se saltan a la torera la normativa electoral? Ellos, que se propugnan como los adalides de la regeneración y la legalidad, a la primera oportunidad, barren para casa, se saltan las normas y hacen lo que les dicen que hagan sus jefes. ¡Bonito ejemplo!

Entiendo que es molesto debatir con personas que no se prestan a su juego y que cuestionan los controvertidos logros económicos y sociales de unos, y las vaguedades inconcretas de los que ora son radicales, ora son posibilistas.

Esta parafernalia televisiva-electoral no es sino la adormidera para orientar el voto y confirmar aquella máxima de que “hay que cambiar algo para que nada cambie”; además, para ello esta la invasión de los candidatos “elegidos” a programas televisivos “de tono amable” como parte de una campaña electoral donde interesan más los envoltorios y las nimiedades que las raíces profundas de los problemas y sus propuestas de resolución.

¿Intentan dirigir nuestro voto los medios de comunicación?; sí, creo que sí, por eso, muy a mi pesar, terminaré, como ya lo he hecho en artículos anteriores, con la frase de Eduardo Galeano: “SI VOTAR SIRVIESE PARA ALGO, ESTARÍA PROHIBIDO”.

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