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La insensibilidad de la derecha

Por Antonio Rodríguez Jiménez , 28 octubre, 2014

Leo con estupor que cierran la sección cultural de la agencia EFE. Y me parece increíble que la osadía de la ignorancia pueda llegar tan lejos. No es posible. ¿Qué le está pasando a la derecha? ¿Qué pretenden los gobernantes? Si el estado elimina la Cultura desaparecerá el Estado. Quieren hundirnos, arrojar la bomba atómica sobre la faz del conocimiento, eliminarnos a todos, que desaparezca la vida o lo poco que queda de ella. Se han cargado los puestos de trabajo, han bajado los salarios hasta los límites de la pobreza. No se comprende lo que está ocurriendo. Alguna gente que se tragó la milonga de que el culpable de todo lo que venía era Rodríguez Zapatero no supo ver la gran mentira de la crisis, un monstruo que se acercaba a invadirnos, creado artificialmente desde las grandes potencias, que habían inventado los gigantescos capitales, ofuscados porque ganaban poco y pretendían que aumentaran sus márgenes para frenar a la clase media que avanzaba sin pausa.

Luego llegaron al poder con las artimañas propias de su especie y arrastraron con ellos a infelices siervos que los adoraban. Llegaron con un ministro arrogante que le venía demasiado grande tanto la Cultura com0 la Educación, pero con una jeta capaz de soportar pitadas, insultos y toda clase de patadas en el trasero. También llegó un ministro de Exteriores desaforado, sin sensibilidad, un poco deslenguado que hace brillo de su escaso tacto diplomático, es decir, un poco patán, que no le importó poner al frente del Instinto Cervantes a un ex cura instalado en su ancianidad académica y poco creadora. Y que no le importó ser manipulado hasta la saciedad por un diputado extremeño que apenas ha leído media docena de libros a lo largo de su vida y cuya mayor aportación a la gran institución creada por Felipe González fue instalar en su despacho una imagen de la Virgen cercana a los dos metros de altura y haber llenado los despachos de crucifijos mientras despedía de sus puestos a numerosos directores para colocar a sus amigos, primos y vecinos de partido (¡A Dios rogando y con el mazo dando!). El primero fue designado de segundo plato, cuando Vargas Llosa, sabio y fino como nadie, no aceptó el ofrecimiento de director florero, que era en realidad lo que le proponía el ministro bastísimo que debió sacar la carrera diplomática por correspondencia.

Es muy triste que vayan cerrando oficinas culturales, que eliminen las ayudas a los libros, al cine, a los premios y adelgacen presupuestos de diputaciones, ayuntamientos y consejerías. Esto se empobrece y se parece cada vez más a una república bananera. Ya es hora de que los universitarios se pongan en pie, de que los artistas protesten y de que la izquierda gane de una vez y convenza, pues está probado que a la derecha solo le interesa el dinero sea al precio que sea. Es hora de mojarse y de recuperar la cultura perdida. La sección cultural de la Agencia EFE no puede perderse. Hay que hacer lo posible para evitarlo.

 

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