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La Formación para el Empleo: un sistema en entredicho

Por Enrique Blat , 4 junio, 2014

 

Formación para el Empleo

Los medios de comunicación han sacado a la luz supuestos casos de fraude que salpican al Sistema de Formación para el empleo. Hablamos de la Fundación Tripartita para la Formación en el Empleo, un organismo que tiene las competencias a este respecto y que es un órgano tripartito formado por patronal, gobierno y sindicatos.

Desde la entrada en vigor de este sistema (año 2003), que sustituyó al antiguo FORCEM, (también objeto de diversas prácticas fraudulentas), esta entidad ha sido un referente para todas aquellas personas que forman parte del mundo laboral o que han sido expulsados de él y necesitan volver a engancharse al empleo.

Dentro de este organismo se puede diferenciar varios subsistemas: la formación de oferta, la formación de demanda y la formación en alternancia con el empleo. Todas ellas están recogidas en la legislación que regula este tipo de formación.

Empezaremos por definir conceptos: se llama la formación de “oferta” a aquella que tiene por objeto facilitar a los trabajadores, tanto empleados como personas en situación de desempleo. Una formación adaptada a las exigencias del mercado de trabajo, de tal forma, que les capacite para el desempeño cualificado de las distintas profesiones y para poder acceder a un empleo en el caso de que carezcan del mismo, esta formación sí que es “gratuita” o subvencionada, sin olvidarnos de que viene de fondos públicos que pagamos entre todos.

La formación de “demanda” está programada directamente por las empresas y para ello utiliza medios propios o contratan entidades especializadas para la impartición de las acciones formativas. Por ejemplo, la formación bonificada, es decir: donde las empresas se deducen el coste de estas acciones formativas en los Seguros Sociales (en función de un crédito que tienen todas dependiendo de lo cotizado el año precedente por sus trabajadores por el concepto de formación y desempleo).

Desgraciadamente, todos los casos que están salpicando esta formación, hacen mella en un sistema necesario, y que se está utilizando como arma arrojadiza entre los distintos partidos políticos, así como diversos medios de comunicación de uno u otro espectro político. Todo esto supone desprestigio en la opinión pública y hace que todo lo que huela a formación sea la cueva de Ali-baba. No podemos generalizar, ya que es como decir que todo un sector profesional es corrupto, no vamos a comentar todos los casos que se conocen ya que la generalización nos lleva a la simpleza o una concepción muy sesgada de la realidad que nos rodea.

Este sistema seguirá siendo útil para el acceso, perfeccionamiento y reciclaje de todas aquellas personas que ya forman parte o aquellas que desean formar parte del mundo laboral.

Como cualquier aspecto de la vida, todo es mejorable: adecuar la formación a lo que demanda el mercado, establecer filtros de control para que un dinero que es público no se destine al fin para el cual va destinado, que las empresas sean conscientes de que formar al personal va en beneficio de ellas, que las personas que se han desengancho del mercado laboral debido por ejemplo al antiguo boom de la construcción, puedan de nuevo acceder a él con nuevas habilidades, etc.

Por todo lo anterior, los agentes sociales se han reunido y en mayo se debía hacer presentado un anteproyecto (para que en el año 2015 entre en vigor un cambio legislativo a este respecto). Esperamos que se consiga más transparencia y una mejor funcionalidad de este sistema; así, se redundará en el bien de todos, ya que las empresas serán más competitivas, los trabajadores estarán mejor formados y saldrán reforzados de esta crisis.

 

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