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Juntos a la par

Por Saúl , 8 julio, 2015

Pasaban cinco minutos de las diez y media cuando se apagaron las luces del Palacio de los Deportes. Griterío colectivo y la sintonía que sonaba  con fuerza. Comenzó a desfilar la Leiband por el escenario al igual que un equipo de fútbol en la bocana de vestuarios minutos antes de un partido importante. Faltaba el capitán que apuró al máximo para salir motivado como el que más, aplaudiendo al público y arrancando con Los Cantantes. Leiva ha evolucionado hasta el punto de conseguir un sonido propio, algo muy difícil en la música. Desafió un tiempo donde bailar camino del precipicio era la única manera de avanzar y le salió la jugada perfecta. Se lanzó al vacío con Diciembre pero era consciente de la sólida red que había al final de la caída. Con Pólvora fue más hacía el éxito y al compás. Disco de oro incluido.

Un buen día, Leiva abandonó su posición de extremo para colarse de delantero centro. Había nacido un depredador del área  con olfato,  sangre fría y habilidad. Quizá no era el más virtuoso pero sí el más trabajador. El más dotado de voz, tampoco, pero lo suplía con letras y acordes que se colaban en las cocinas, en las camas y en los jardines de la gente convirtiéndose en auténticos himnos para una generación.

El sábado cautivó al público palabra a palabra, con su imagen proyectada en las dos pantallas del Palacio. Bien protegido por su banda, Leiva narró su sueño de una noche de verano, concretamente la del 3 de julio. El madrileño soñó despierto que Bob Dylan aparecía montado en bicicleta. Una historia donde se mezcla ficción, deseo y unos nervios terribles pre-concierto. Tras una primera parte de canciones eléctricas y cañeras la banda aflojó tensiones, aunque aumentó emociones, con Por mi tripa, Pólvora, Vértigo y Amelie. Tras el mosaico de luces, Leiva recurrió a la contra para dejar prácticamente sentenciado el show a base de energía y fuerza con Miedo, Sixteen y Mirada Pérdida.

Las buenas historias no necesitan adornos a la hora de contarlas. Con las canciones ocurre lo mismo. Si la letra es certera y pasional las guitarras sobran. Leiva apareció solo y entregado como el rehén que sabe que el final está cerca. Acarició las cuerdas, sonaron los acordes de Vis a Vis y el público hizo el resto, los coros. Al comienzo de la segunda parte de la canción, el ex de Pereza extendió los brazos entregado al fervoroso público madrileño mientras la guitarra se colgaba de su cuello de forma sutil. Sin acompañamiento de ningún tipo, sólo con la voz terminó la canción arropado por el resto de banda que observaba el espectáculo desde una posición privilegiada.

Bob Dylan no se apareció en toda la noche, pero los que sí hicieron acto de presencia fueron The Beatles, Beck y Chuck Berry. Con Lennon, Ringo, George y Maca, Leiva cerró Como lo tienes tú. Con Beck confesó que era un perdedor después de una perezosa Superjunkeis. Y para cerrar la fiesta llegó desde EEUU, Chuck con su You Never Can Tell para que toda la banda menease sus culos arriba del escenario. Lo hicieron. Se abrazaron. Rieron y brindaron. La noche estaba a punto de comenzar para toda la crew humana de Pólvora. Leiva se marchó el último, bebiéndose cada aplauso con el objetivo de que Dylan estuviese por allí.

Un aspecto fundamental en la vida del de Alameda de Osuna es el fútbol. Enamorado del deporte rey de antes, del olor a césped y de las mañanas interminables tirando faltas con su amigo Granero. Atlético de corazón pero con la razón y el sentido común en su sitio, Leiva disfrutó del juego del Barcelona de Guardiola y, sobre todo, de la zurda de Guti.

Hace varios años, Zidane firmó su contrato con la Juventus de Turín. El día de la presentación y tras los pertinentes apretones de manos enseñó su camiseta al mundo con el número 21 a la espalda. Esta imagen se repitió también con Pirlo, Aimar, Valerón y Silva. A cada cual más mágico. Todos han jugado con el 21. Leiva interpretó en el Palacio de los Deportes, 21 canciones elegantes, rockeras, concretas y con un alto porcentaje de emoción. Leiva se llama Leiva gracias a Leivinha, jugador brasileño de los setenta del Atlético de Madrid. Por cierto, fue 21 veces internacional con Brasil. Al final, todos caminan juntos a la par.

Leiva el pasado sábado en el Palacio de los Deportes. (Foto/ @africanrul)

Leiva el pasado sábado en el Palacio de los Deportes. (Foto/ @africanrul)


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