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Interfolio y los viajes: No valen excusas

Por Juanan Martín , 10 septiembre, 2014

Hablamos con Ángel Sanz, editor de Interfolio Libros (de viajes), un tipo trabajador y sincero al que hemos tirado de la lengua para comprobar si se la muerde. Y no lo ha hecho, para regocijo nuestro.

 

 

Angel Sanz

Ángel Sanz, parapetado y seguro tras sus libros.

 

 

 

Juanan Martín: ¿Cuándo empezasteis como editores?

Ángel Sanz: Yo ya había hecho trabajos de edición freelance para otras editoriales, aunque la idea de Interfolio, tal y como se conoce hoy día, me vino a la cabeza durante una convalecencia. Tan pronto empecé a mejorar nos constituimos como empresa, con tres libros ya en marcha: uno para cada línea de la colección Leer y Viajar.

 

J.M.: ¿Qué expectativas teníais a corto, medio y largo plazo?

A.S.: A corto y medio plazo ya se han cumplido porque el plan ha funcionado (aunque esto sea un poco largo de explicar aquí). A largo plazo pasan por crear nuevas líneas de viaje. Hemos ampliado de Leer y Viajar Clásico, Actual e Imaginario a Leer y Viajar Ilustrado, que son libros de artistas gráficos en ediciones limitadas y numeradas.

El largo plazo es continuar editando títulos manteniendo el catálogo vivo, detalle interesante porque no lo hace casi ninguna editorial en España, un país obsesionado por la novedad, si bien considero que tal vez la culpa sea de las distribuidoras y los grandes grupos. El largo plazo también pasa por proyectos editoriales en Europa en otros idiomas, con uno de ellos avanzando.

 

J.M.: ¿Quiénes integráis Interfolio?

A.S.: Ahora mismo somos dos y contamos con colaboradores externos. Algunos proporcionan ideas, los menos, y otros son profesionales de alguno de los procesos de la edición: correctores ortotipográficos, traductores, ilustradores, etcétera.

Lo importante son las ideas y, sobre todo, las intuiciones, aparte de cómo estructurarlas. Una idea bien estructurada no es necesario explicarla; no requeriría ni treinta segundos, que es el tiempo del que dispone normalmente la gente para escucharte.

 

J.M.: ¿Cuánto cuesta a un editor como Interfolio lanzar un libro?

 

A.S.: El cien por cien del precio de un libro está repartido de una manera muy desigual. Sorprende que los que menos se llevan son los verdaderos artífices de la obra, es decir, los responsables de que tengamos el producto en la mano: el autor y el editor. El segundo lo arriesga todo por un autor, paga la traducción, la corrección, la maquetación, las fotografías, las ilustraciones, la imprenta…además de toda la gestión editorial, así como su logística y organización.

No hay cifras ni formas de hacer establecidas, cada libro se negocia de una manera diferente y todo depende de lo que se confíe en el contenido. En general podemos regirnos por los siguientes márgenes: un 55-60% en distribución, mientras que el resto se reparte entre todo lo anterior. Al tándem autor/editor difícilmente le llega un 10% a cada uno, y eso siempre que el libro sea un éxito. Si no lo es, el que arriesga, el editor, lo ha perdido todo.

 

J.M.: ¿Qué valoráis en un libro de viajes para creer conveniente editarlo?

A.S.: Tenemos más en cuenta la literatura que la hazaña o la fama. En alguna ocasión hemos editado pensando en lo comercial y no ha funcionado; otras, en cambio, hemos hecho un libro por capricho y ha sucedido lo contrario. Aquí tampoco hay normas establecidas, nadie sabe absolutamente nada de este negocio. A veces tienes una intuición que funciona y no sabes por qué.

Sí tenemos claro que el listón está muy alto, y los autores que llamen a nuestra puerta deben brillar al nivel de los mejores autores de Interfolio: Mark Twain, Roald Amundsen, Ted Simon, Fridtjof Nansen, etcétera.

 

J.M.: ¿Qué tipo de medidas anticrisis habéis tomado como editores?

A.S.: Ninguna, de hecho. Empezamos en plena recesión y hemos funcionado con medidas, digamos, anticrisis desde el principio. La reducción de gastos es nuestra especialidad. Además, soy consciente de que no estoy haciendo libros porque con ello se haga dinero.

Por otra parte la crisis es buena para los libros. La prueba es que nuestras cifras han mejorado; aunque la verdad es que desde cero únicamente es posible mejorar.

 

J.M.: ¿La literatura de viajes es mejor ahora o hace cien años? ¿Cuál es más auténtica?

A.S.: Quizá antes sabía expresarse mejor cualquiera que tenía la posibilidad de organizar un viaje (y había tenido acceso a la educación, por supuesto). Hoy viajan auténticos analfabetos funcionales, con perdón; e incluso creo que a algunos les falta un hervor.

Ciertas personas viajan para tener qué contar y qué decir, pero no tendrían nada que decir si no tuvieran un viaje que contar, y esto los anula como escritores. Luego está el ego de cada cual: cuanto más ego y más falsa modestia, peor escritura. La ventaja que tenemos al leer, como editores, historias de no ficción es que al leer el texto sabes cómo es el autor.

La autenticidad sobre la que me preguntas no tiene épocas, aunque está claro que lo que nos ha llegado y ha perdurado del siglo pasado es lo auténtico, no lo mediocre. Esa es una de mis labores como editor: no dar con lo que parece auténtico hoy, sino encontrar lo que será auténtico dentro de cien años o más.

 

J.M.: ¿Y qué cuenta más para Interfolio, la literatura o los viajes?

A.S.: La literatura, sin duda. Tal vez no se nos note en algunos títulos y quizá se vean claras equivocaciones en otros, pero la intención de un editor como Interfolio es que los autores que hemos publicado se sigan leyendo el siglo que viene, como te he dicho antes.

 

J.M.: ¿Creéis que con el uso y la repercusión de las redes sociales, blogs, etcétera, se devalúa la figura del periodista viajero? ¿Os parece que hoy día “cualquiera” escribe sobre viajes?

A.S.: Considero que has dado en el clavo: escribe cualquiera, aunque también existen textos muy interesantes que escribe “un cualquiera” honesto y sincero, cuya aventura le ha conmovido y él nos ha enseñado cosas “desde dentro”.

Después está el periodista o autor sobrevalorado que sólo piensa en cuánto va a cobrar por historias que aún no ha escrito; que viaja para encontrar temas y además hay que pagarle el desplazamiento.

Me quedo con un cualquiera honrado y modesto que me tiene tres días enganchado a su blog dando auténticas lecciones de cómo se asimila un viaje iniciático, por ejemplo, o transmitiendo el aprovechamiento personal de sus vivencias.

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