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Felices nuevos usos del diccionario disponibles en la web

Por Mara González , 14 abril, 2014

Face of the alphabet and a dictionary

 El motivo que impulsa cualquier búsqueda en un diccionario es el convencimiento de que la palabra precisa no es sino el átomo de la significación y por lo tanto, también de cualquier acceso al conocimiento. ¿Después de la Biblia, no será el libro más importante? Debe serlo si queremos disfrutar después de nuestra rica literatura castellana, o de cualquier otro tipo de libro en lengua española. Hay que equiparse bien y no permitir jamás la insolencia de las palabras vacías.

 Hoy que no tenemos mas que escribir los términos o palabras en el buscador, hoy que no hay que cargar con el volumen entre los brazos, hoy que el diccionario está disponible para todos… veamos cuál es el panorama de diccionarios de castellano «online» para aprovecharnos de sus características y aplicaciones.  Tanto si estas aprendiendo español como segunda lengua, como si eres escritor o estudiante, o si eres un maniático de las palabras, si lees mucho o si quieres saber mucho, entonces toma nota de las sugerencias que se ofrecen a navegantes dispuestos en lexicografía española.

A la inherente importancia del diccionario, hoy hay que sumarle su disponibilidad. En formatos mucho más asequibles, los nuevos soportes le han hecho perder peso y ganar ligereza al tiempo que también se pagina sin necesidad de destreza. Las carreras en clase de lengua por ver quién era el primero en leer la entrada correspondiente se han acabado. Hoy sólo hay que tenerlos a mano para ser el más rápido y claro, no tener ni las manos ocupadas ni los dedos pringosos para poder teclear audaces el objeto de nuestro enigma.  Por lo tanto ya no hay excusa alguna para no acudir a él.

Por otro lado, debido a que no tenemos que localizar las palabras por nosotros mismos quizá vaya desapareciendo el pensamiento abecedario y esto, por cierto, me inquieta. Evolutivo o no, ese cambio puede suponer una metamorfosis del pensamiento lingüístico y pragmático que empiece por causar estragos en el primer mecanismo social, la comunicación. Si esto es así, puede ser que ya hayamos percibido algunos síntomas. De verdad, ¿no os parece que en ocasiones no nos entendamos muy bien los unos a los otros? No quiero ser agorera, mejor pensemos en una solución producente. Rápido, volvamos al diccionario, esta vez digital, acaso para solventar una posible debacle cognitiva con nuestra perseverancia dialógica. Es decir, apreciemos todo lo que las palabras nos ofrecen y ayudemos a aprender esta lección a las nuevas generaciones.

A cambio de los diccionarios de traducción instantánea los que aquí sugiero plantean nuevos retos de redacción al usuario. También amplían el vocabulario de una forma diferente y tienen aplicaciones muy prácticas. Para empezar, la RAE (la Real Academia del Lenguaje) ofrece en su portal online el diccionario de la lengua española. Este fue publicado en el año 2001 y tiene más de 88.000 entradas, pero además se modificó por ultima vez en el 2012 y también pueden consultarse esas modificaciones específicamente. También está disponible el diccionario panhispánico de dudas desde su primera edición en 2005 y da respuesta a todas las dudas del usuario con respecto a la lengua: ortografía, lexicología y normas gramaticales completas. Por ejemplo, se me ocurre buscar el sustantivo «conciencia» y el panhispánico de dudas me ofrece una respuesta completa y sucinta sobre el reconocido error entre las acepciones de «consciencia» y «conciencia» y cómo poder evitar un mal uso de las correspondientes.

Otro de los servicios de la institución, de índole más humanística y con un estudio diacrónico incluido, es el Nuevo Diccionario Histórico del Español. En este se ofrece, bajo la dirección de José Antonio Pascual y vinculado al Instituto de Investigación Rafael Lapesa, la historia de las palabras. En proceso de evolución y construcción constante, el diccionario se presenta de manera electrónica para que todos participemos de su continuidad y validez documental. En Octubre del 2013 Alex Grijelmo escribía sobre este proyecto en el diario El País indicando que «cada ‘registro’ es una palabra en su contexto: en novelas, ensayos, documentos jurídicos, periódicos, testimonios orales, recetas, listas de suministros para el monasterio…, desde los orígenes del castellano hasta nuestros días; de España y de América.»

Schoolchildren in the Canberra Public Primary School

Ahora, también existen otros proyectos de índole lexicográfica que se han comprometido a ofrecer valientemente un servicio alternativo al que ofrecen los académicos. De hecho, una de esas opciones constituye el caso opuesto del diccionario de la RAE. Se trata de DIRAE , un diccionario hecho a la inversa del oficial, es decir, que en lugar de ofrecer acepciones a la entrada de alguna palabra ofrece palabras que respondan a la acepción buscada. Tal y como nos indican en la web, los términos de búsqueda pueden ser palabras sueltas y/o frases. Así, si yo busco «que vende artículos», el diccionario me ofrece respuestas relacionadas (lemas y definiciones): chivare, pulpería, droguero, mercadillo, abarrote, almacén, viejo, etc. por ser todos ellos lugares o personajes implicados en la venta de artículos de diferente naturaleza. El siguiente diccionario es también fruto de un proyecto y grupo de investigación filológico, esta vez mas orientado a la sintaxis. Por eso su mayor preocupación o aquello que lo caracteriza es que proporciona las colocaciones apropiadas de las palabras. Porque en el lenguaje no sólo se trata de contenido sino de forma, el Dice intenta explicarnos qué es más apropiado usar en el lenguaje; esto es, los paradigmas del lenguaje y más concretamente de la sintaxis o aquella ciencia lingüística que estudia el comportamiento y combinatoria de las palabras en el uso lingüístico. La natural fluidez del lenguaje es el último paso en la adquisición de una segunda lengua cual sea. Esta fluidez va muy reñida a las leyes de “ligaduras” y de conexión interna entre palabras. Este recurso, a veces nada fácil de obtener con los ejemplos que nos ofrece un diccionario de uso general, lo tiene incluido el maravilloso diccionario de colocaciones del Español. Un regalo que debemos al grupo de investigación COLOCATE de la Universidade da Coruña. Por cierto que para los interesados, el grupo nos explica que su marco teórico se basa en la Lexicología explicativa y combinatoria de parte de teóricos como Mel’cuk (1995) o Wanner (1996).

En Diccionarios.com encontramos una larga oferta de diccionarios de idiomas bilingües (español- X) y recursos para aprender otros idiomas. Este es un portal de Larousse Editorial, que todos conocemos por publicar numerosos diccionarios escolares, enciclopedias y otras obras de referencia con las marcas Larousse y  Vox.

Un lugar donde escoger multitud de posibilidades es el oteador.  Se trata del buscador del Centro Virtual Cervantes, que pone a nuestro servicio algunos links interesantes con los que terminar por cogerle el gusto a tanta palabreja. En el oteador podemos descubrir hasta un diccionario de Spanglish, que como sabemos resulta de la convivencia del Español de América y el Inglés. El autor de este diccionario, así como de su derivado Cyberspanglish, nos advierte de lo risible de algunos términos. También resulta muy curioso y didáctico descubrir diccionarios de variantes españolas cuyas urls aparecen ordenadas en el buscador y definidas a su vez por la variedad en cuestión. Se indica, por ejemplo, «Así hablamos. Riofrío»: y en la sede de este diccionario aparecen palabras tan bonitas como Cadadiello que, nos dice el diccionario online, es un «palo en gancho para remover las brasas del horno de pan». El diccionario del habla de Jaén (la casa del árbol) define tener «ardiles» como tener astucia.

Por último, algo divertido y gamberro es lo que puede ofrecernos Buscapalabras. En el sitio descubriréis desde sinónimos, pasando por tesauros, diccionarios de rimas, hasta la herramienta mas eficaz para el tramposo jugador de Scrabble, Cifras y Letras o Apalabrados.

Presentado el ardid del lingüista, sólo me queda proponeos que investiguéis. Esa es la idea última de este artículo: No dejemos las exploraciones y los experimentos sólo para la ciencia.


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