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Elecciones

Por Paloma Rodera , 29 mayo, 2014

2007-05-23 10.41.55El desencanto político ha llegado a sus cotas más altas. Recuerdo la primera vez que tuve derecho al voto. Por aquél entonces devoré programas polñiticos de todos los partidos, compraba el periódico a diario e intentaba estar lo más informada posible acerca de teoría política y social. Poco a poco está pasión se fue mermando cuando al encontrarme saturada de información las reacciones de rechazo se producían con más frecuencia ante lo que veía y leía en los medios de comunicación. Y surgió el 15M; en ese momento yo ya estaba vacunada y poco permeable a los movimientos ciudadanos, pero como buena hija de gente progresista respetaba cada manifestación y huelga como los domingos y las fiestas de guardar. Recuerdo la conversación que mantuve con mis compañeros de la universidad acerca de lo que estaba sucediendo en Sol. Un día, he de reconocer que bastante escéptica, me acerqué a ver con mis ojos lo que estaba pasando. Quedé atrapada, conmovida por ver a personas de ideologías tan dispares y edades distintas hablando y debatiendo cuestiones que nos interesan y afectan a todos. A partir de ese instante, cada día al salir de clase iba religiosamente a participar de las asambleas, a documentar con aquello que sabía hacer, fotografías. He de reconocer que supuso una revolución personal y un sentimiento de proximidad que jamás había vivido, al menos no de aquella manera con mis conciudadanos. Recuerdo las iniciativas en mi barrio, las infinitas asambleas, la repercusión mediática,… Aún hoy restan algunos vestigios, y, al menos, ha supuesto esa revolución interna en mucha gente, pero no es suficiente. No ha sido suficiente el salir a la calle, el protestar, el unirse en pro de una misma causa, que es la nuestra. España sigue siendo un país extenso con realidades muy diferentes, y pensamientos igualmente dispares. En estas últimas elecciones no he ejercido mi derecho al voto, estando fuera de España y recibiendo las noticias de estas últimas elecciones como un eco que llega de lejos no puedo evitar ponerme triste, sigue habiendo mucha gente que no es permeable al cambio, a terminar con aquello que no funciona, ¿es quizás miedo a lo diferente? De algún modo sigo queriendo recuperar la ilusión que tuve en aquellas primeras elecciones en las que ejercí mi derecho al voto y hay algo de esperanza en nuevas iniciativas. Pero sin duda hace falta un gran cambio que nos ponga de patas arriba y rompa con los sistemas obsoletos que aún siguen vigentes.


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