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El tren de los olvidados (I)

Por Alfonso Vila , 3 enero, 2019

Si miras en un mapa de Europa y buscas “Laponia” la encontrarás cerca del Polo Norte, en Finlandia, Noruega y Suecia.

Pero hay otra Laponia que no sale en los mapas, la “laponia española”. Está situada en las sierras de las provincias de Cuenca, Teruel, Soria y Guadalajara, y es casi tan fría como la Laponia del Círculo Polar Ártico, pero con menos habitantes incluso: Sólo siete habitantes por kilómetro cuadrado. Y eso según las estadísticas, porque la realidad es peor incluso. Porque hay habitantes que están censados pero realmente no viven allí, o no viven allí todo el año, y luego están los que están pero es como si no estuvieran, ancianos que no salen de sus casas, ancianos que necesitan que alguien les cuide y que al final acaban abandonando el pueblo para irse con sus familiares a una ciudad, o acaban ingresando en una residencia que, por supuesto, está lejos de su pueblo. Porque en su pueblo no hay nada, ni tiendas, ni bancos, ni gasolineras, ni ningún servicio público, ni muchas veces un simple bar.

 

Hay dos líneas de tren que recorren el corazón de estas tierras, parten de Valencia y acaban en Madrid y en Zaragoza. Pero para recorrer la distancia que separa estas grandes ciudades tienen que perderse en el tiempo y en el espacio, en ese gran vacío lleno de olvido que es la Laponia española. Para intentar remediar esto se ha creado una asociación: Serranía Celtibérica. Y ese nombre nos trae evocaciones de tiempos remotos, cuando los romanos no habían llegado aquí y los pueblos celtas e iberos repartían sus pequeños poblados por los valles y las mesetas.  Ahora esos poblados han sido sustituidos por pequeños pueblos, pero la vida no ha cambiado tanto como parece. Agricultura donde se puede, ganadería en los prados, explotación del bosque y poco más. Los jóvenes se van y no vuelven. Los turistas y los veraneantes animan los pueblos en verano, pero en iniverno todo es frío y soledad. O tal vez no. ¿Pero cuál es la impresión de un viajero que sale de Madrid o de Valencia y después de muchas horas en tren llega a una estación abandonada? ¿Qué idea le viene a la mente? He hecho este viaje para contestármelo.

Y como pasa siempre. Las respuestas están más lejos de lo que parece. Y un viaje siempre lleva a otro viaje…

(Continuará)

 

 

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