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EL MAESTRO DE LA MENTIRA

Por Octavi Franch , 6 enero, 2016

thContinuando con los singulares personajes que me encuentro en los medios de transporte públicos que transitan por nuestras provincias, este caso también es muy peculiar aunque indigno de mención pero que hay que denunciar para que deje de engañar, de mentir y de estafar.

Seguro que muchos de vosotros, en un viaje en tren por la costa de Barcelona y/o Tarragona os habéis encontrado con un hombre de unos 40 años que reparte un tarjetón hecho con una ficha de biblioteca, de aquellas que se utilizaban para colocar en los antiguos archivadores. Este “señor”, en su folleto publicitario, nos cuenta que es profesor y que se ha quedado sin trabajo por culpa de los famosos recortes. Lo explica en catalán, pero dibuja por si acaso una bandera española al lado. Hay que asegurar el botín, o al menos tener más posibilidades de conseguirlo.

Es un chico muy educado, limpio y bien vestido. De hecho viste mejor que yo; quiero decir que su ropa es mucho más cara que la mía. La ropa que yo llevo cada día, toda, no me ha costado más de 50€. Pues ya os digo que sólo las zapatillas deportivas que lleva este muchacho ya valen más que todo mi vestuario diario. Pero volvamos al protagonista de este artículo. Una vez ha repartido sus tarjetas de visita, realiza el recorrido a la inversa para cobrar su impuesto revolucionario en formato limosna. La verdad es que trabaja bastante bien y mucha gente le da dinero. Incluso lo hacen las chicas jóvenes estudiantes, que supongo que les sabe mal porque se imaginan que esa «desgracia» les podría pasar también a sus profesores. Aquí hago un pequeño paréntesis: ¿Estas niñas y niños tienen permiso de sus padres para dar caridad, es decir para invertir sus sueldos y/o pensiones en supuestamente ayudar a los más necesitados? Cierro paréntesis.

No es que no me crea que sea un profesor víctima de la crisis y todo eso. Lo que sé seguro es que no quiere trabajar. ¿Que como lo sé? La primera vez que mi mujer lo vio pidiendo en el tren, le dio una tarjeta y le ofreció trabajo de comercial. Mi mujer, en aquella época, era la delegada de Cataluña de una empresa de servicios comerciales que llevaba la cartera de clientes de varias y prestigiosas multinacionales de toda España. El profesor en cuestión le agradeció el gesto y le aseguró que al día siguiente iría a la entrevista. ¿Vosotros lo visteis? Pues mi esposa tampoco.

Pero claro, ya se sabe (porque así lo denunció un periodista hace muchos años) que los pedigüeños ganan un mínimo de 100 € al día, es decir 2000€ al mes si no trabajan los fines de semana. Porque los profesionales rumanos trabajan 7 días a la semana, es decir como yo. Pero ellos ganan mucho más: 3000 limpios y, encima, no pagan impuestos. Y yo, trabajando 18 horas al día, sólo puedo comer y pagar la hipoteca.

Cosas de la vida por ser autónomo-empresario.


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