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Día de la higiénica y democrática guillotina

Por Víctor F Correas , 1 diciembre, 2015

Día con enjundia este uno de diciembre. El primero del último mes del año nos regala un momento crucial para la humanidad: la aparición de un invento fetén para aligerar cargas pesadas y desinfectar ciertas partes que, de no detener con prisa, pudieran infectar al resto del cuerpo; sea cual sea el cuerpo.

Un invento que no pasa de moda y de cuya utilidad habla la historia, trufada de casos y ejemplos, a cada cual más pomposo. Y ya pueden existir alternativas más modernas, rápidas o de aplicación masiva, que el que sigue mantiene su eficacia. Es lo bueno que tienen las cosas sencillas: nunca fallan. El invento al que me refiero es la guillotina, y fue presentado en sociedad –más bien ante la Asamblea Francesa, pero queda mejor así- tal que hoy hace doscientos veintiséis años por su inventor, un médico francés llamado Joseph Ignace Guillotin. A Gullotin le horrorizaba la manera de morir que sufrían muchos de sus compatriotas –hacha, espada, soga al cuello… Según el gusto-. Diputado como era de la Asamblea y contrario a la pena de muerte –el dato es así-, pensó en un método de ejecución más humano y menos doloroso como previo paso a la abolición de cualquier condena. Su invento consistía en un armazón de dos montantes verticales unidos en su parte superior por un travesaño que sostiene en alto una cuchilla de acero con forma triangular y un lastre de plomo. En la parte inferior, un cepo. En menos de un minuto, la cabeza del condenado queda seccionada. Una muerte rápida e indolora. En eso Guillotin llevaba razón. Previamente ensayó con ovejas y cadáveres hasta que la suerte de ser el primer ajusticiado le correspondió a un bandido de caminos llamado Nicolás Jacques Pelletier, en 1792. Tras él vendrían muchos más. Y ahí sigue, apartada por el signo de los tiempos aunque más de uno la mira de reojo echándola de menos.

Fuera de este acontecimiento simpar, reseñar dos que podrían catalogarse de citius, altius, fortuis. El primero aconteció hace noventa y seis años y lo protagonizó Nancy Astor. Esta buena mujer se convirtió en la primera en tomar posesión de un escaño en el Parlamento Británico, aunque no la primera en ser elegida. Astor ocupó el escaño que dejó libre su marido, Waldorf Astor, que pasó a la Cámara de los Lores, y ahí se mantuvo durante casi un cuarto de siglo, luchando en favor del voto femenino.

El otro lo protagonizó Rosa Parks, que fue detenida hoy hace sesenta años en Montgomery –Alabama, EE.UU- por negarse a ceder su asiento a un pasajero blanco en un autobús. Martin Luther King hará suya la causa y promoverá un boicot a los servicios de autobús. Una lucha de la que aún quedarían muchas cosas por contar.

Para los curiosos, hoy hace sesenta y dos años que salió a la venta el primer número de una revista cuya viabilidad fue puesta en duda por muchos; hasta el punto de que se sospechaba si habría un segundo. Sí lo hubo. De Playboy, que es como se llamaba la revista. Todo un éxito de ventas.

Finalizando, que es gerundio, hoy hace ochenta y dos años quedaba proclamado el Partido Nazi como el único partido del Estado al entrar en vigor la Ley para asegurad la unidad del partido y del Estado en Alemania; y Carlos III y su familia se convertían en los primeros moradores del Palacio Real de Madrid, lo que ocurrió en 1764.

Y dos nacimientos de consideración: el del escritor francés Gustave Flaubert hace ciento noventa y cuatro años –Madame Bovary y La educación sentimental le contemplan-, y el de Allan Stewart Konigsberg hoy hace ochenta. Seguro que le conocéis mejor como Woody Allen.

Sed buenos y felices si podéis… U os dejan.

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