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David Lozano: «Lo que me cambió la vida fue ganar el premio Gran Angular»

Por Sheila Alcocer Testón , 17 abril, 2017

David Lozano durante la entrevista – Fotografía de Sheila Alcocer

David Lozano, escritor zaragozano, guionista, profesor y abogado, se dedica profesionalmente a la escritura desde 1998. Autor de novelas como Hyde, Valikiria, Donde surgen las sombras o su conocida trilogía La puerta oscura, que muy pronto llegará a nuestros cines. Compagina como puede la docencia con la escritura, aunque confiesa que le encantaría tener mas tiempo para dedicarlo a sus novelas.

He leído que escribes desde pequeño, ¿pero a qué edad recuerdas haber escrito tu primera historia de verdad?
La primera fue a los diecinueve años y era de aventuras, héroes… Antes de esta había escrito cuentos y relatos.

¿En qué te basas para elegir la localización y ambientación de tus novelas?
Las localizaciones en mi caso no es que se traten de un detalle que yo decido después de diseñar la historia, sino que muchas veces primero veo un escenario y es ese escenario el que me pide una historia. A mí me inspiran mucho los lugares y, de hecho, cuando puedo los visito en persona. Tengo novelas que he escrito a partir de un escenario. Cielo rojo, por ejemplo, es una novela que diseñé y construí a partir del descubrimiento de unas fotos en Internet de Prípiat, una ciudad fantasma cerca de Chernóbil. O la trilogía de La puerta oscura, que nace cuando estoy en un cementerio de París con sus panteones, las tumbas del siglo XVIII. Yo soy un autor de novelas con atmósfera, una atmósfera que envuelva al lector.

¿Cada cuánto tiempo publicas un libro?
Puedo publicar una novela cada año o año y pico, aproximadamente. Es un plazo razonable, aunque hay autores que escriben mucho más rápido.

¿Trabajar como profesor de adolescentes en el colegio Santa María del Pilar te ha dado ideas para alguno de tus libros? ¿Te has inspirado en algún alumno a la hora de forjar un personaje?
Bueno, es verdad que para un escritor de literatura juvenil es un lujo el contacto directo con tu perfil de lector. Quizá no he recreado tanto a un alumno tal cual, pero sí que es cierto que el contacto con niños me permite un conocimiento de ellos como personajes que me ayudan a que luego cuando los recreo en un libro resulten creíbles, porque alguien podría pensar: «bueno, qué más da, tú has tenido diecisiete años». Sí, pero no, porque no es decir «yo me acuerdo de cuando tenía diecisiete años». Es que no tiene nada que ver. Entonces, claro, ahora el lujo es que yo no pierdo esa distancia, que cada año que pasa se va haciendo mayor, pero no la pierdo porque como el contacto directo me permite conocerlos. Yo ahora sé la música que escucha un adolescente, cómo viste y qué hace en su tiempo libre.

¿Sigues dando clase actualmente?
He estado unos años de excedencia, porque tenía muchos viajes. Y ahora he vuelto pero con jornada reducida porque sigo con mucha dedicación con mis libros. Así que compagino pero doy pocas clases. Doy literatura universal en bachillerato y luego también doy una asignatura de economía, aunque suene muy raro.

¿Escribes para un público concreto o piensas que tus libros son aptos para todas las edades?
Aquí nos acercamos peligrosamente al debate sobre qué es la literatura juvenil. Yo tengo un público lector de una edad muy variada: adultos, menores, jóvenes, mayores… Yo no escribo especialmente para un tramo de edad puntual. Para niños normalmente lo que escribo no es, pero a mí me gusta mucho la definición que leí una vez de no recuerdo quién “la literatura juvenil es aquella que también pueden leer los jóvenes”. Y me gusta mucho porque no es excluyente, no es para jóvenes o para mayores, es para todos. Sí que es verdad que por trama o contenido es para la gente joven, pero como lectores, para cualquiera que quiera disfrutar una aventura de este tipo. Además juvenil no implica ser menor de edad, la gente lo identifica con adolescente, pero alguien con 20 años es joven, así que ¿qué significa juvenil?, es muy relativo. No hace tanto referencia a una cuestión cronológica sino de tu espíritu lector. La literatura de aventuras, de viajes, de fantasía… eso no tiene una edad.

¿Te ves escribiendo otro tipo de género?
He ido variando más o menos. Tengo novelas más realistas como Donde surgen las sombras o Hyde, luego tengo novelas fantásticas como La puerta oscura, una de ambientación histórica, Herejía. O sea que más o menos sí que he ido cambiando, pero es verdad que siempre todas tienen un trasfondo un poco oscuro. Un giro más radical lo doy con la novela que quedó finalista en el premio Edebé infantil, llamada El ladrón de minutos, que publiqué en octubre y que trata sobre un chaval que tiene una máquina que roba minutos, así que sí se aparta mucho de lo que he escrito hasta ahora. Uno de los proyectos que tengo entre manos y sobre el que ya me estoy documentando también se aparta radicalmente del resto de mis novelas, así que digamos que en mi horizonte hay cambios.

¿No te da miedo escribir otros géneros?
Hombre hay terrenos que piso con menos seguridad. Hay gente que me pregunta si escribiré alguna vez un libro solo de amor. Aunque en mis novelas por lo general sí que hay amor, pero escribir uno sobre eso pues hoy por hoy todavía no me siento tan cómodo, pero quién sabe. Tampoco es que yo pretenda encasillarme en el perfil de misterio, son historias que me divierte mucho contar y que me encanta, a pesar de que para algunos críticos es un género poco valorado, pero que es muy digno. Yo soy un autor de impulsos, descubro una historia que me apetece contar y no pienso dentro de qué género esté. Si la historia me apetece pues adelante. Si mañana me apetece contar una historia de amor pues me pondré, otra cosa es cómo me salga.

¿Tienes un horario fijo que destinas a escribir?
En los años que he estado de excedencia, en los que vivía exclusivamente de los libros, era más fácil tener una rutina, pero en el momento en el que vuelvo a dar clases ya todo cambia. No hay dos días iguales, tienes clases, reuniones, tutorías, etc. Todo el mundo dice que en la educación se tienen muchas vacaciones, es verdad, pero el día a día es muy absorbente, y junto a los viajes, charlas, colaboraciones… es una vida muy caótica en cuanto agenda, así que me resulta especialmente difícil mantener una rutina. Lo que sí te puedo decir es que me gusta trabajar en bibliotecas, no en mi casa, y que cuando tengo unos días seguidos sí que soy muy de trabajar en el ordenador hasta las tantas. Y no es bueno, es mucho mejor ser metódico y tener un horario fijo. Por algo así probablemente no soy todo lo productivo que podría, porque definitivamente no es el mejor sistema.

¿Cuál de los premios que has recibido estás más orgulloso de haber ganado?
Bueno tampoco tengo tantos (dice David mientras se ríe). Pero sí que hay un premio que es el Gran Angular que me permitió dedicarme profesionalmente a escribir. Cuando me presento al premio con la novela Donde surgen las sombras, yo tenía dos novelas ya publicadas pero en editoriales medianas y funcionaban bien, pero ya está. Lo que me cambió la vida fue ganar el premio Gran Angular en 2006. Fue el punto de inflexión, por eso sin duda ese premio fue la clave.

¿Qué os caracteriza a los zaragozanos?, ¿cómo os definiríais?
Los aragoneses tenemos en general fama de testarudos, supongo que algo de eso hay siempre en alguien que se empeña en llegar hasta la última página, porque escribir un libro es un desafío muy duro, son muchas, muchas horas y es fácil flaquear.

Isabel Allende dijo una vez en la radio en tono de broma que le molestaba un poco cuando sus lectores le comentaban que se leían sus libros en dos días, con lo que a ella le ha costado escribirlos. ¿Te pasa también?

A veces lo he dicho de broma y ,a continuación, siempre añado que es el mejor cumplido que se puede hacer a un escritor. Si al lector le ha costado muy poco y lo ha leído del tirón significa que se ha sumergido en la historia, la ha vivido con intensidad y no la ha podido dejar hasta el final. Supongo que un autor de ensayos no estará de acuerdo porque evidentemente un ensayo está para reflexionar, para ir con calma, para meditar, tomar notas… pero la novela de ficción que cultivamos nosotros lo que queremos es que el lector desconecte de su vida cotidiana y viva otra vida y otras emociones.

¿Qué añoras de tu infancia?
Es una buena pregunta. Conforme te haces mayor y tienes agendas complicadas, parece que el tiempo se te diluye entre las manos. Supongo que una de las cosas que echo de menos son esos veranos infinitos de un niño, las vacaciones de verano para un niño eran eternas. Fíjate que tengo vacaciones de docente, pero ya no es lo mismo, tengo compromisos, plazos de entrega… Quizá diría eso, ese tiempo de la infancia.

¿Alguna vez las editoriales con las que has trabajado te han hecho cambiar alguna parte de tus libros?
Normalmente son valoraciones que te plantean como propuesta, aunque siempre es el escritor quien tiene la última palabra. Quitando lo subjetivo, que eso depende de los gustos de cada uno, si un editor me hace un comentario objetivo, yo eso siempre lo valoro y si llego a la conclusión de que finalmente mejora la novela, yo nunca he tenido el orgullo de negarme, actúo en consecuencia. Hasta ahora he tenido suerte y no ha habido comentarios tajantes o radicales que cambiasen la novela. Por ejemplo en Donde surgen las sombras sí que la editorial me pidió que suavizara una escena de un crimen que era demasiado cruda, demasiado sangrienta. En ese caso la suavicé un poco, solo un poco (dice entre risas). Supongo que ellos esperaban que la suavizara más pero aceptaron. Hasta ahora siempre nos hemos tratado con mucho respeto y nunca he tenido ningún problema. Pero es peligroso que alguien adquiera cierta fama y se vuelva inmune a las críticas constructivas, porque a pesar del ego tan saludable que tenemos todos los autores, no podemos perder cierta humildad que nos permita aceptar esas críticas.

¿Qué nos puedes contar de la adaptación al guion de La puerta oscura?
El tema del guion es otro mundo. El hecho de que yo sea un escritor y vayan a adaptar una novela mía al cine, no me capacita para ser guionista de mi propio libro. Hay muy pocos escritores que lo han conseguido con éxito. Normalmente cuando los derechos de una novela se venden al cine, los escritores se quedan al margen, y hacen bien. Pero como a mí me gusta mucho el cine y había hecho guiones para algunos documentales, sí quise estar en el equipo que está adaptando la primera parte de La puerta oscura.

Hay una versión del guion que incluso se ha traducido al inglés, pero no es definitiva porque se está planteando el formato, la posibilidad de hacer una mini-serie para televisión, aunque hay un guion ya para la película de cine, pero se están barajando otras opciones. Todavía no hay fechas de nada. Además La puerta oscura es una película bastante cara y eso no ayuda, ahora mismo en el cine es más fácil levantar una comedia romántica urbana.

¿Te sorprendió que se quisiera llevar al cine tu libro La puerta oscura: el viajero?
Fue una sorpresa muy agradable, porque además yo soy un fanático del cine y además era el productor Andrés Vicente Gómez, una figura bastante grande en España con películas como La comunidad o El día de la bestia. Son palabras mayores, entonces para mí es un sueño. Es una persona con una trayectoria como productor muy sólida. Él está acostumbrado a manejar rodajes importantes, presupuestos altos. Entonces él sí puede levantar un proyecto así. Lo que pasa es que va todo más lento de lo que yo quisiera.

Haber realizado la adaptación al cine de una de las partes de tu trilogía La puerta oscura, ¿quiere decir que vamos a tener segunda y tercera parte también?
La productora es prudente. Solo se hace cargo de las adaptaciones de la segunda y tercera parte si la primera funciona bien en taquilla. Así que confiemos en que eso ocurra, de momento el proyecto es la primera parte.

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