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Consumo rápido

Por Esther Patrocinio , 16 junio, 2014

Que nadie se asuste por el título de la columna de esta semana, no voy a hablar de Burger King, McDonald’s ni KFC. Solo cuando nos tomamos un periodo de vacaciones nos damos cuenta de que realmente vivimos estresados,  en una dinámica en la que el tiempo es nuestro peor enemigo. Tenemos que mantenernos bellos y jóvenes todo el tiempo que sea posible pero a la vez tenemos que ser los mejores, más ricos, más poderosos, más inteligentes y los más rápidos.

No hay tiempo que perder, tenemos que llegar a la cumbre de nuestra carrera profesional antes de los 35, a la vez tener una familia con niños de anuncio y una pareja que sea la envidia de todos nuestros conocidos. ¿Es este el resumen de la felicidad? ¿El éxito profesional y la envidia en los ojos de los demás? Me resisto a creerlo. Entiendo que con la situacón económica actual el trabajo es un tema delicado y fundamental para que cada individuo se sienta realizado pero no solo de pan vive el hombre. A menudo descuidamos nuestras relaciones personales. Dedicamos más tiempo a estar en internet antes que a interactuar con seres de carne y hueso. Sí, levanta la vista del tablet, smartphone o pantalla desde la cual lees estas líneas y mira a tu alrededor. ¿Cuántos minutos al día pasas en tiempo real con tus congéneres? Basta con levantar la mirada de la pantalla del móvil en el metro para darse cuenta de que nadie mira a nadie. Es cierto que por educación o pudor evitamos mirar directamente a quienes están cerca nuestro en ascensores y medios de transporte pero cada uno se concentra en su dispositivo. Así día tras día.

I-Watching the time.

I-Watch nuevas pantallas a las que mirar

Que nadie me malinterprete, es maravilloso estar on-line, disponible para tu familia y amigos que viven lejos o que no puedes ver todos los días pero estamos llegando al extremo en el que envias un e-mail a tus compañeros de trabajo para preguntarles si quieren tomar una cerveza a la salida. En la agencia esta es la tónica diaria, se considera una pérdida de tiempo pasear por los pasillos del edificio para encontrarse con alguien, por lo que cada vez se invierte más en herramientas de multiconferencia y chat en tiempo real. Fantástico, podemos hacer más cosas en menos tiempo pero nos olvidamos del lado humano. Además está de moda el buenrrollismo laboral, parece que las empresas se empeñan en crear esa cultura de pertenencia al grupo;  oda una contradicción que oculta el propósito de la productividad. El trabajador feliz e integrado produce más y se queja menos pero el trasfondo es el mismo, el tiempo que consumimos o dicho de otra manera el tiempo que nos consume.

Lo mismo sucede con nuestras relaciones personales, tenemos el tiempo de comunicarnos on-line pero no de vernos en persona para compartir una conversación cara a cara. Sí, tenemos Skype y es estupendo poder tener imagen y voz pero nunca podrá sustituir al efecto de un abrazo, una caricia o una mirada.

Aún estamos a tiempo para evitar ser absorvidos por el tiempo y disfrutar del tiempo y de aquellos que más nos importan. Quizá una buena manera de hacerlo sea usando los aviones de papel de Socialplanes.

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