Portada » Archivos por categorías » Columnistas » A falta de sol (Página 12)

Maestros

Maestros

Lo vi estas últimas navidades. Íbamos Tomi y yo caminando hasta el río y él regresaba de paseo. Como siempre, me alegró saludarle: Qué alegría verle, Don Luis. ¿Cómo está?…

La partida

La partida

Ladran. Parecen que ladran. Escucho mejor. No, no son perros. No muerden. Procuro la atención. Afino el oído. Cacarean. Sí, se parece más a un corral de gallinas. Crestas rojas…

La lágrima fue dicha

La lágrima fue dicha

Ya pasó. El Niño ya nació, cambiamos de año y los Reyes llegaron con su séquito de pajes, dejaron los regalos y se fueron, por camino distinto al que vinieron,…

Jesús, no tienen vino

Jesús, no tienen vino

Nada mejor que un versículo eficazmente sacado de contexto para zanjar una discusión o, como es el caso ahora, para comenzarla. Afortunadamente para polemistas y tahúres, frecuentadores de los argumentos…

Meditaciones

Meditaciones

“Apenas amanezca hazte en tu interior estas consideraciones”. Es noche cerrada cuando me levanto. Me gusta madrugar cuando nadie me lo impone, cuando es mi elección. Ni un ruido, ninguna distracción. Hasta los ratones duermen y las últimas moscas que insistían en vivir no superaron la semana pasada. Es el momento perfecto para releer estas meditaciones, antes del amanecer. “Tropezaré con algún entrometido, con algún ingrato, con algún insolente, con un doloso, un envidioso, un egoísta”. Así comenzaba Marco Aurelio el día, haciéndose la cuenta de lo que se iba a encontrar, pero sabiendo que, todos estos males -la ingratitud, la envidia, la insolencia, el egoísmo- les sobrevenían a los seres humanos por ignorancia. Marco Aurelio, emperador de Roma, escribía cada noche en su tienda de campaña, en el campamento de Carnuto, durante la larga y sangrienta guerra que libraba contra los germanos, a orillas del Rin, sabía que no podía enfadarse con ninguno de ellos pues él mismo participaba de su misma naturaleza, que con los hombres más deleznables compartía la misma inteligencia y chispa, pariente de todos ellos, de sus semejantes, no podía recibir afrenta de ninguno, ni ninguno mancharle con su infamia. Era el hombre más poderoso del mundo, señor de vida y muerte sobre millones de súbditos, pero sabía que nada en su naturaleza humana le diferenciaba del más mísero de sus siervos. Los dos últimos representantes de la escuela estoica fueron él, emperador, y Epicteto, esclavo. Ambos sabían que el ser humano no puede enojarse contra su pariente “ni aborrecerle, puesto que hemos sido creados para ayudarnos mutuamente, como lo hacen los pies, las manos, los párpados, los dos órdenes de dientes, el superior y el inferior”. Va saliendo el día, aunque la helada permanecerá durante la mañana. Oigo ruidos humanos por la casa, alguno ya se ha levantado. Cierro el libro, retengo en la lengua la conclusión a la que llega Marco Aurelio, pero preferiría conservarla en la memoria y grabarla en el ánimo: Obrar, pues, como adversarios los unos de los otros es ir contra la naturaleza. Y es tratar a alguien de adversario el hecho de indignarse o apartarse de él. Les deseo una feliz Navidad, de corazón. Salud www.oscarmprieto.com…

La historia más bella de la Tierra

La historia más bella de la Tierra

Nada propicia más el desprecio que la ignorancia, el desconocimiento. Sólo valoramos aquello de lo que conocemos su valor y no siempre. Quizás por esto, por ignorancia de  todos los…

Dios reconocerá a los suyos

Dios reconocerá a los suyos

“Perdonar a los terroristas es cosa de Dios. Enviarlos con Él es cosa mía”. No lo dijo en público, si no después de la rueda de prensa, en privado, lo…

Felices los felices

Felices los felices

La felicidad, ese objetivo escurridizo al que parece que estamos abocados desde la intimidad de nuestro código genético, o al menos esto es de lo que pretenden convencernos los anunciantes…

Cambios de hora

Cambios de hora

Me pregunto si los gorriones se han dado cuenta del cambio de hora. Los veo en las ramas del abedul, con esa ligereza suya, que a uno le entran ganas…

Objetivo de todos

Objetivo de todos

Sin puerto de destino nunca hay viento favorable. Así nos dice Montaigne en sus Pensamientos, uno de los libros más deliciosos que jamás se han escrito, un sabio y amable…