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Albertone muestra la senda de los inmortales

Por Fermín Caballero Bojart , 13 mayo, 2015
Foto: La Gazzetta dello Sport

Foto: La Gazzetta dello Sport

Charly Gaul ya había ganado un Giro (1956) y un Tour (1958) cuando se enfundó de nuevo la maglia rosa en 1959. Fue un 18 de mayo, de calor aplastante y dolencias en la rodilla, cuando venció en el monte Abetone. El Giro era cosa de dos, pero tenía que vencer uno y lo hizo el luxemburgués aventajando en 6 minutos al segundo: Jacques Anquetil. Inmortales.

Si ayer el Giro parecía cosa de un puñado, hoy ya solo parece cosa de tres (Porte, Aru y Contador). Reservando fuerzas y no aparentando demasiado poderío, Tinkoff ha hecho gala de estrategia y Contador de experiencia. Había que leer la carrera, como le leyó Gaul a Anquetil la lección, queda todo y queda menos, pero queda lo peor, y los jóvenes aspirantes creen que sus fuerzas les perdurarán hasta la cima Coppi.

Comenzaba la carrera en La Spezia con los corazones más aliviados por las buenas noticias del alta médica de Pozzovivo. La quinta etapa, de 156 kms y silueta de media montaña, partía con la resaca de la victoria italiana del jovencissimo Davide Formolo en la etapa trampa de ayer, que asegura a los tiffosi una nueva generación de ciclismo y corazón. Pero los días avanzan, los corredores no dejan de pedalear; el Giro no se detiene.

En el km 16 Domont (AG2R), Dillier (BMC), Tvetcov (Androni), Chavanel (Iam Cycling) y Polanc (Lampre) hacían olvidar el pasado reciente y ponían la vista en la meta del Abetone. Un segundo categoría que esperaba por cuarta vez en su historia la llegada de la corsa. Antes que Gaul había ganado allí Gianneschi en el 54 y después del pingüino de Luxemburgo lo hizo Casagrande en el 2000. Entonces apenas había corredores de otros continentes y el mejor escalador de la época era un águila toledana.

A medida que la fuga fue cogiendo minutos un hombre, en tierra de nadie, trataba de hacer valer su esfuerzo, contra el viento y contra sí mismo. Alessandro Malaguti, con prisa y sin pausa mantenía una diferencia de minuto y medio con un pelotón comandado por Orica que veía como se distanciaban los escapados, cada vez con más soltura. A los hombres del líder, efímero y triste, les meaba el ojo cada vez que las garras de los Tinkoff asomaban para recordarles a qué hora sería la batalla. Con los amarillos rusos se mezclaba algún lugarteniente de Aru y hombres del Sky. Malaguti soportaba el esperpento a una media 44 km/h., y superada la cota de Foce Carpinelli y el avituallamiento las lanzas estaban ya afiladas. Sin noticias de los Quick Step de Urán.

Un descenso, idóneo para la digestión y las estratagemas, engulló al persistente Malaguti. Y dio un susto al prófugo Tvetcov en una curva mal negociada. Una zapatilla desgarrada bien vale una meta volante. Todos los escapados eran inéditos en el Giro, salvo Domont que ya había terminado su primer Giro en 2014. Chavanel apuntaba a favorito para la victoria. Pero de ellos el esloveno Polanc era el mejor situado en la general, rodador y buen contrarrelojista, fue el que mejor supo dosificar cuando la fuga llegó a las rampas del Abetone cuyas pendientes, poco exigentes, le dieron la victoria de etapa tras disolver la fuga a nueve kms de meta.

Por detrás Alberto Contador ya ponía en práctica otra lección más para la historia. La inmortalidad rosa se gana en estas etapas, con valentía, poniendo a prueba las piernas de los rivales. Tras escarceos poco amorosos entre los Orica y los Astana, con Luis León Sánchez rompiendo las bielas, las rampas comenzaron a marcar otros ritmos. Y a un regate pinteño salto Aru, temiendo que era en serio. Lo era, pero no lo parecía. El español había comenzado la reconquista. Entre ellos se miraban con aire de seriedad sabiendo que Urán se agarraba al manillar en el grupo del líder rosa, descolgado de la pelea, como evidencia de que era el Giro lo que estaba en juego. Y así obtuvo Contador, calculadora en mano, la maglia del líder. Enseñando a los jóvenes la senda del triunfo, la senda de la inmortalidad. Allá, donde Gaul le dejó claro a Anquetil que peleaba por el Giro, donde Coppi se convirtió a a la anarquía rebelándose al patrón Bartali para ganarle el rosa y la carrera antes de la II GM, allá en el Abetone ha quedado marcada una etapa de fuerza y estrategia. De valentía y fortaleza, donde la clasificación ha dejado al desnudo las intenciones de los favoritos que han venido a luchar por el Giro.

Mañana sexta etapa entre Montecatini Terme – Castiglione Della Pescaia, de 183 kms.

Clasificación tras la quinta etapa.

1 CONTADOR Alberto 16:05:54
2 ARU Fabio 0:02
3 PORTE Richie 0:20
4 KREUZIGER Roman 0:22
5 CATALDO Dario 0:28
6 CHAVES Esteban 0:37
7 VISCONTI Giovanni 0:56
8 LANDA Mikel 1:01
9 FORMOLO Davide 1:15
10 AMADOR Andrey 1:18


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