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Al otro lado del viento, de Orson Welles

Por José Luis Muñoz , 11 enero, 2019

No solo Roberto Bolaño publica una vez muerto obras inéditas que tenía en un cajón. En el cine eso también pasa. Stanley Kubrick no pudo ver estrenada su obra póstuma, y fascinante, Eyes wide shut, por cuestiones biológicas. La Parca llama a la puerta cuando quiere y no respeta la genialidad de los creadores. La película póstuma de Orson Welles, póstuma e inacabada, seguramente porque ni el mismo, aunque hubiera dispuesto de tiempo, la  habría acabado, no estaba en ningún cajón sino en una caja fuerte esperando una compleja resolución judicial que la liberara de un embargo. Sí, las obras maestras son susceptibles de embargo, y esta, de la autoría de ese monstruo del cine llamado Orson Welles, estuvo años retenida por papeleo judicial. El tesón de un buen amigo suyo, y discípulo, Peter Bodganovich, convertido en albacea testamentario de Orson Welles, nos depara este estreno tardío de una obra cinematográfica que llevaba cuarenta años esperando ser visionada por el publico. Ha valido la pena la espera.

Al otro lado del viento es una película inclasificable, anárquica, rodada de forma compulsiva, sorprendentemente moderna, la obra de un creador que no se pone límites a su creación. Vemos a un Orson Welles pletórico de creatividad, y de ardor juvenil, precisamente en su última etapa vital, pronto a dar el último suspiro en esta pataleta creativa en la que se salta normas y convenciones cinematográficas con la pasión de la adolescencia. Puede recordar el film a Zabriski Point, de Michelangelo Antonioni, el último aliento del director de La noche; ambas películas comparten escenario y radicalidad. Orson Welles, ayudado por John Huston, que lo interpreta de forma soberbia entre el humo de los cigarros habanos, habla del cine en las casi dos horas que dura la película, del proceso creativo, del montaje. Las imágenes documentales, casi un making off de cómo se esta rodando el film, en blanco y negro, y pantalla cuadrada, se alternan con otras, las de ficción, las de una película subida de tono erótico, cripticas, protagonizadas por la  ultima amante del genio, la escultural modelo croata Oja Kodar (atención a la escena de amor en el coche) que ya protagonizara Fake.

A través de un cruce de imágenes fascinante, un montaje frenético y un guion que se iba improvisando sobre la marcha, como solía hacer Federico Fellini en sus películas, Orson Welles construye un artefacto cinematográfico que sin duda apasionará a todos los espectadores enamorados de la genialidad de ese autor maldito siempre perseguido por la perfección de Ciudadano Kane y que hubo de de exiliarse para seguir haciendo cine porque en su país de origen nadie financiaba sus películas. Orson Welles hubo de aparcar  su orgullo y mendigó en esos Estados Unidos que lo repudiaban, que lo querían como secundario de lujo en películas absolutamente anodinas en las que el director de Sed de mal se vendía como una prostituta más, que financiaran su última película y su petición cayó en saco roto.

Peter Bodganovich, que actúa en el film junto a Paul Mazursky y Dennis Hopper y  Claude Chabrol, ha conseguido el milagro de rescatar esta obra maestra fascinante que se puede ver en la plataforma Netflix. Al otro lado del viento es el testamento de uno de los grandes del Séptimo Arte.

Título original: The Other Side of the Wind
Año: 2018
Duración: 122 min.
País: Francia
Dirección: Orson Welles
Guion: Orson Welles
Música: Michel Legrand
Fotografía: Gary Graver
Género: Drama | Cine dentro del cine

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