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Acoso escolar a medida

Por Clara Cordero , 16 abril, 2014
By Pimkie

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En los últimos años cada día escuchamos alguna noticia de acoso escolar en la escuela. Cada vez  con más saña y crueldad aparece este lastre en nuestra sociedad, donde niños atacan a niños con saña, donde los centros no atienden sus obligaciones de protección de los alumnos, e incluso donde las redes sociales magnifican la humillación  a la que se ven sometidos muchos de estos niños.

No es casualidad que escriba sobre este tema, porque ver en entredicho la posición de maestros o la fragilidad de niños que no entienden otra forma de vida que la de ser humillados, castigados y golpeados por el simple hecho de existir, me llevan a argumentar una serie de parámetros que no debemos pasar por alto.

Tal y como corren los tiempos, el estrés al que nos vemos sometidos en una sociedad que no para y que es incansable, el exceso de competitividad, quizá, no nos deja ver el lado más humano de nuestra personalidad, y es justo a esto cuando me refiero a hecha a medida. Desde luego existen menores con una debilidad emocional que les lleva a ser sometidos e injuriados, pero la cuestión aquí es porqué los tutores, padres y el centro no atienden sus necesidades emocionales o no reaccionan a la primera chispa de violencia. El acoso se genera tras una repetición de situaciones indeseables que probablemente en un primer momento han sido anunciadas por la víctima ante la incomprensión de los hechos, pero que debido al silencio, o peor aún, al castigo, ha callado y soportado, aumentando gravemente su salud mental y física.

De otro lado están los maltratadores, acosadores varios que igualmente por su falta de control emocional dirigen sus miradas a los que consideran débiles para así sentirse más poderosos, hasta que llega un momento en que se les va de las manos, porque no olvidemos que también suelen ser niños contra niños.

Otro caso aparte, merece especial atención, cuando son los propios docentes o padres quienes, de manera,  quizá inconsciente, acarrean una serie de circunstancias emocionales negativas hacia los niños atribuyéndolo a un modo de disciplina, mediante castigos humillantes y absurdos y notas  que revierten en un menosprecio y dejadez de sus funciones de tutoría que provocan graves consecuencias emocionales en las víctimas.

En todo esto, lo que está claro, es que estamos dejando de lado a los estudiantes. La prisa porque aprendan contenidos nos hace obviar lo fundamental, que es educarlos como personas, conocer y controlar las limitaciones de cada uno y desarrollar sus aptitudes personales para mejorar el mundo, para hacer el bien, para ser solidario, para colaborar, para llegar a la excelencia. Pero siempre partiendo de una excelencia personal, no material, ni académica.

En ocasiones este maltrato  no es de fácil reconocimiento. El niño, estudiante o incluso adulto,  comienza a sufrir una serie de cambios, en función de la edad, más o menos llamativos. Quizá los más pequeños lloran, dejan de dormir o tienen pesadillas, les aterra la vuelta al centro o incluso se muestran excesivamente pasivos porque no encuentran salida a la situación. Cuando son algo mayores les invaden más sensaciones negativas y son menos expresivos. Pierden el interés por todo, bajan las calificaciones, aparecen marcados, pierden cosas, sufren insomnio y pesadillas, tienen ataques de ansiedad y un estrés desmesurado, están irritables, cambian sus hábitos higiénicos y alimenticios…y un largo etcétera que nos indica que algo está sucediendo.

Por ello es importante prestar atención a su vida, a sus necesidades, a sus hobbies para atender a todas aquellas necesidades que planteen, porque esa llamada de atención siempre significa algo. La atención emocional es fundamental en la etapa escolar, suceden muchos cambios y no todos buenos y a veces ocurren desgracias como la que nos ocupa, cierto tipo de acoso sin identificar pero que está ahí, existe y está torturando la vida de nuestros niños. Y esto tiene repercusiones nefastas en el futuro, puede llegar a cambiar toda su vida por una mala gestión emocional a estas edades y por problemas tan graves como estos.

El acoso puede ser de muchos tipos, a nivel digital, cyberbulling, a nivel social entre alumnos, bullying e incluso a nivel alumno-profesor-alumno. Seamos responsables en el trato a los estudiantes, atendamos las necesidades de nuestros hijos y prestemos atención a sus llamadas, preocupémonos de su bienestar. Intentemos evitar más suicidios, más fracaso escolar y más problemas psicológicos de por vida.

Busquemos un mundo feliz.

A continuación direcciones de interés:

Gracias a la inestimable colaboración de Laia Ortiz (Técnico Superior en Educación Infantil, Maestra en Educación Infantil) por su experto conocimiento del tema que me ha inspirado este artículo.


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